El 7 de mayo de 2022 será beatificada como mártir la misionera peruana María Agustina Rivas López, «Aguchita».


La misionera peruana Hermana María Agustina Rivas López, llevó la luz del Evangelio a los pueblos indígenas del Amazonas, pero el Sendero Luminoso quizo silenciarla, juntos con otros pobladores de la comunidad cristiana, por no someterse a los planes de la ideología comunista.

Fuente: Religión en Libertad

El 7 de mayo de 2022 será beatificada como mártir la misionera peruana María Agustina Rivas López, llamada popularmente «Aguchita», religiosa de la comunidad del Buen Pastor. Fue asesinada en 1990, a sus 70 años de edad, por militantes del sanguinario grupo terrorista maoísta Sendero Luminoso.

En mayo de 2021 el Papa Francisco firmó el decreto que la reconoce como mártir de la Iglesia.

Ahora cuenta su historia un nuevo documental de Signis, de 25 minutos, que forma parte de una serie de documentales sobre misioneros y líderes católicos que murieron trabajando con los pueblos de la Amazonía.

Los testigos se emocionan recordando el martirio y a la religiosa.

El martirio tuvo lugar en la misión de La Florida, en el Vicariato de San Ramón, Perú, el 27 de septiembre de 1990, y significó un hito en la triste historia de la violencia en América Latina porque era la primera vez en Perú que un grupo armado mataba deliberadamente a una religiosa.

En el documental hablan religiosas que la conocieron, y también los testigos del martirio y parientes de otras personas asesinadas ese día. Habla también el obispo del vicariato, Gerardo Zerdín, que explica el contexto de la época, las religiosas y la situación actual.

Glendy Cachay, que estaba en el pueblo aquel día, da detalles. «A mí y a otra niña más la hermana nos envió a por limones. Cuando salíamos, vimos a los terroristas. La hermana nos tomó de las manos y nos hizo hacer un círculo para rezar todas el Avemaría, el Padrenuestro… Estábamos rezando y viene una mujer con su arma y le apunta. La mujer era de pelito corto, con su blusita tiritas. Dijo a la hermana que fuera a la reunión. La hermana no quiso irse. Y la mujer le dijo: ‘si no asistes a la reunión, acá nomás te tumbo’. Y las niñas más pequeñas al escuchar eso lloraban. Fuimos tomadas de la mano con la hermana hasta el estadio, pero allí la mujer nos jaló y nos sacó, y la pusieron a ella con las otras personas».

Luego hicieron que los que no iban a ser asesinados se encerraran en sus casas. «Y en nuestras casas escuchamos los disparos», explica Glendy Cachay. «Cuando salimos estaban ya todos muertitos delante de la casa del señor Germán Rudas».

Aguchita trabajaba con la comunidad ashaninka en la selva central del Perú, en el Valle del Perené. Con otras hermanas religiosas ayudaba en temas de salud, educación, alimentos. Sus tareas era muy diversas: alfabetizaban a mujeres y las ayudaban a aprender oficios y artes. Organizaban clubes para los adolescentes y jóvenes y catequesis familiar en las comunidades rurales.

Los ashaninka, que eran unos 55.000, se vieron muy afectados por la violencia de los últimos 20 años del siglo XX. De 1980 al año 2000 los terroristas marxistas-maoístas de Sendero Luminoso asesinaron a entre 31.000 y 48.000 personas en Perú, según las distintas fuentes.

El día del martirio, llegaron al pueblo algo más de 15 militantes armados de Sendero Luminoso, de ambos sexos. Casi todos eran jóvenes y algunos eran incluso niños de 10 a 12 años, aunque al menos 4 eran adultos. Obligaron a todos los aldeanos a reunirse en la plaza.

Los asesinos traían unas listas:

El jefe traía una lista de nombres, incluyendo el de la Hermana Luisa, de la Congregación del Buen Pastor. Pero como no estaba en el pueblo, el jefe dijo a Aguchita: «¡Tú pagarás por ella!»

Después enunció los «crímenes» de las religiosas: trabajar con los ashaninkas, «hablar de paz y no hacer nada», «distraer a las niñas con caramelos», «distribuir alimentos» y, en general, organizar a las mujeres y trabajar con los pobres.

En el momento del fusilamiento, la religiosa intentó arrodillarse juntando las manos, para morir rezando, pero no pudo porque le fallaban las piernas. Después la mataron con 5 disparos.

Con ella fusilaron a varias personas que estaban en el pueblo, y que el documental también recuerda:

– Juan Pérez Escalante, de 58 años, agricultor y comerciante; su esposa Efigenia Marín, de 50 años, que atendía el centro de salud; el hijo de ambos, Luís, de 24 años
– Pedro Pizarro, de 52 años, agricultor y artesano; le acusaban de «empadronar a los ashaninka».
– A doña Jesús Marín Pérez, una mujer de 48 años, hermana de Efigenia; murió en lugar de su marido, que no estaba presente y era acusado de llevar y traer gente en su camión durante las elecciones; las dos hermanas de sangre se abrazaron y con un solo disparo murieron las dos.


Documental sobre la mártir Aguchita y su apostolado


Comentario Alianza de Fátima: