El obispo Gea refuta los ataques de las sectas contra los católicos a propósito de «adorar imágenes»

Quién así habla es José Gea Escolano, obispo emérito de Mondoñedo-El Ferrol, y actualmente misionero en una parroquía en Perú.

En su último artículo en su blog de Religión en Libertad titulado ¿Los católicos adoramos las imágenes?, argumenta contra la cada vez más fecuente técnica proselitista de ciertas sectas que operan en América Latina para atacar a la Iglesia católica.
Las sectas suelen decir que los católicos adoramos un trozo de madera cuando “adoramos” las imágenes. Esto parece ya obsesión en sus ataques a la Iglesia Católica.

Los de las sectas que van visitando las casas aducen el texto del Deuteronomio que dice así: “No vayáis a pervertiros y os hagáis alguna escultura de cualquier representación que sea: figura masculina o femenina, figura de alguna de las bestias de la tierra, figura de alguna de las aves que vuelan por el cielo, figura de alguno de los reptiles que serpean por el suelo, figura de alguno de los peces que hay en las aguas debajo de la tierra. Cuando levantes tus ojos al cielo, cuando veas el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército de los cielos, no vayas a dejarte seducir y te postres ante ellos para darles culto. Eso se lo ha repartido Yahveh tu Dios a todos los pueblos que hay debajo del cielo” es decir, que pertenece a todos los pueblos.(Dt. 4, 16-19),     Y las dicen: traiga su biblia. ¿Ve Ud.?, también lo dice su biblia, pero los católicos no hacen caso a la Biblia, siguen teniendo imágenes en sus casas y las adoran. Esto último es lo que no es verdad. Lo vamos a explicar.   Pero antes, vamos a poner un ejemplo: Había un familia con varios hijos.
Un buen día, cuando el padre y el hijo mayor estaban en el campo, unos asesinos entraron en su casa y secuestraron a todos los demás hermanos. Los tenían encerrados, los maltrataban… El hermano mayor fue a rescatarlos; los asesinos odiaban al hermano mayor porque les echaba en cara el mal que hacían y les ponía en ridículo delante de la gente. Fue a hablar con ellos y, al encontrarlos, les dijo: “me entrego a vosotros si soltáis a mis hermanos”. Ellos soltaron a los hermanos y lo mataron a él después de haberle atormentado con mucha crueldad.   Su familia puso en la casa una foto del hermano asesinado y con cierta frecuencia la contemplaban e, incluso, le decían cosas bonitas y la daban gracias y le pedían al Señor que le diese un gran premio y le decían a él que le pidiese al Señor que les ayudase a ser como él. Pasó por allí un familiar y, al ver cómo hablaban con el hermano ante su foto, les dijo: no hagáis eso porque estáis hablando con un trozo de papel; destruid esa foto y que no presida vuestra casa.

¿Les recuerda este ejemplo lo que les dicen algunos que van visitando las casas y cuando llegan a la vuestra, pulsan el timbre aunque sea muy de mañana, y os hacen levantar de la cama para hablar de la Palabra de Dios?   ¿Es que no están bien de la cabeza los que, ante la foto de su hijo o hermano, lo contemplan y le hablan? ¿Es que le están hablando a un trozo de papel o, más bien, la foto les recuerda al hermano que ha dado su vida por ellos y que está en el cielo?   Los católicos cuando veneramos las imágenes no “adoramos” un trozo de madera; las imágenes nos recuerdan a Dios, a Jesús o al Espíritu (sólo a ellos “adoramos”, no a la Virgen ni a los santos a quienes “veneramos”. Pero ni adoramos ni veneramos a un trozo de madera, sino a quienes esas imágenes representan.   En el próximo artículo pienso hablar de lo que Dios prohíbe en cuanto a no hacer imágenes y en otro, sobre las imágenes que manda hacer.   Jose Gea

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