Roma (Agencia Fides) – Esta mañana, 24 de junio, el Santo Padre Benedicto XVI se ha desplazado hasta el Palacio del Quirinale para la Visita Oficial al Presidente de la República italiana, D. Carlo Azeglio Ciampi. A lo largo del trayecto, el Santo Padre ha recibido, en Plaza Venecia, el saludo del Alcalde de Roma. En el Palacio del Quirinale, el Santo Padre ha sido acogido por el Presidente de la República y después de la ejecución de los Himnos Pontificios e italianos, el Papa y el Jefe de Estado han ido el Salón de los Corazzieri para la presentación de las Personalidades que formaban parte de los sequitos respectivos. Después de una parada en la Capilla Paulina, el Santo Padre y el Presidente de la República han mantenido un coloquio privado. Posteriormente, en el Salón de las Fiestas, respondiendo al saludo dirigido por el Jefe de Estado italiano, el Papa ha dado las gracias al Presidente y al pueblo italiano por la calurosa acogida demostrada al Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal. «Por mi parte – ha continuado el Papa – quiero asegurar ante todo a los ciudadanos romanos, y después a toda la nación italiana mi compromiso por trabajar con todas las fuerzas por el bien religioso y civil de aquellos a quienes el Señor ha confiado a mi atención pastoral». El Papa ha recordado después la importancia del anuncio del Evangelio, al servicio «no sólo del crecimiento del Pueblo italiano en la fe y en la vida cristiana, sino también de su progreso en el camino de la concordia y la paz» y de como, una vez acogido, esto haga también a la comunidad civil “más responsable, más atenta a las exigencias del bien común y más solidaria con las personas pobres, abandonadas y marginadas». Hablando de las relaciones entre la Iglesia y el Estado italiano, Benedicto XVI ha subrayado que «la autonomía de la esfera temporal no excluye una íntima armonía con las exigencias superiores y complejas que se derivan de una visión integral del hombre y de su eterno destino».

Al reafirmar el compromiso de la Iglesia «a mantener y promover un cordial espíritu de colaboración y acuerdo al servicio del crecimiento espiritual y moral del País», el Papa ha expresado el deseo de que «el Pueblo italiano, no sólo no reniegue de la herencia cristiana que forma parte de su historia, sino que la custodie celosamente y con ella siga produciendo frutos dignos de su pasado…. En virtud de su historia y de su cultura, Italia puede ofrecer una contribución sumamente válida en particular a Europa, ayudando a que redescubra esas raíces cristianas que le han permitido ser grande en el pasado y que pueden seguir favoreciendo hoy la unidad profunda del continente”.

Entre las preocupaciones que acompañan el inicio de su servicio pastoral en la Cátedra de Pedro, el Santo Padre ha citado la tutela de la familia basada en el matrimonio, reconocida por la misma Constitución italiana (art. 29), el problema de la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su término natural y el problema de la educación y consecuentemente de la escuela. «La Iglesia, acostumbrada como está a escrutar la voluntad de Dios inscrita en la naturaleza misma de la criatura humana, ve en la familia un valor importantísimo, que tiene que ser defendido de todo ataque orientado a socavar su solidez y a poner en tela de juicio su misma existencia. En la vida humana la Iglesia reconoce un bien primario, presupuesto de todos los demás bienes, y pide por ello que sea respetada tanto en su inicio como en su ocaso, si bien subrayando el deber de adecuados tratamientos paliativos que hagan más humana la muerte. Por lo que se refiere a la escuela, su función está ligada a la familia como natural prolongación de la tarea formativa de ésta última. En este sentido, dejando clara la competencia del Estado para emanar las normas generales de la educación, no puedo dejar de expresar el deseo de que se respete concretamente el derecho de los padres a una libre opción educativa, sin tener que soportar por ello un ulterior peso”.

Por último, el Santo Padre ha deseado «un continuo progreso de la Nación por la vía del bienestar espiritual y material», exhortando a todos los ciudadanos y a todos las miembros de la sociedad «a vivir y obrar siempre en un espíritu de auténtica concordia, en un contexto de diálogo abierto y mutua confianza, con el compromiso de servir y promover el bien común y la dignidad de toda persona».

Lins:

Texto completo del discurso del Santo Padre, en italiano

http://www.evangelizatio.org/portale/adgentes/pontefici/pontefice.php?id=312

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