Sepan tomar siempre fuerza y luz de la Liturgia: la participación en la Celebración eucarística en el Día del Señor es decisiva para la familia y para la entera Comunidad.
“Queridos padres de familia, sean los primeros testigos de la fe, no tengan miedo de las dificultades en medio de las cuales están llamados a realizar su propia misión. No están solos. La comunidad cristiana está cerca de ustedes y los sostiene. La catequesis acompaña a sus hijos en su crecimiento humano y espiritual, pero va considerada como una formación permanente, no limitada a la preparación para recibir los sacramentos. Sepan tomar siempre fuerza y luz de la Liturgia: la participación en la Celebración eucarística en el Día del Señor es decisiva para la familia y para la entera Comunidad”.

“La Iglesia no posee en sí misma el principio vital, sino que depende de Cristo, del cual es signo e instrumento eficaz. En la relación con el Señor Jesús esto encuentra la propia identidad más Profunda: ser don de Dios para la humanidad, prolongando la presencia y la obra de salvación del Hijo por medio del Espíritu Santo. En este horizonte comprendemos que la Iglesia es esencialmente un misterio de amor al servicio de la humanidad en vista de su santificación”.

Benedicto XVI recordó que la Constitución Lumen Gentium subraya que el ser de la Iglesia encuentra su origen y verdadero significado en la comunión de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: la Santísima Trinidad que no solamente es el modelo sino que genera y plasma a la Iglesia como misterio de comunión:

“La relación profunda con Cristo, vivida y alimentada por la Palabra y por la Eucaristía, hace eficaz el anuncio, motiva el compromiso por la catequesis y anima el testimonio de la Caridad. Muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo tienen necesidad de encontrar al Señor o de redescubrir la belleza del Dios cercano, del Dios que en Jesucristo ha mostrado su rostro de Padre y llama a reconocer el sentido y el valor de la existencia. El actual momento histórico está marcado por luces y sombras. Asistimos a actitudes complejas: repliegue en sí mismos, narcisismo, deseo de poseer y de consumir, sentimientos y afectos desligados de las responsabilidades. Tantas son las causas de este desorientación que se manifiesta en una insatisfacción existencia, pero al fondo de todo se puede entrever la negación de la dimensión trascendente del hombre y de la relación fundante con Dios. Por esto es decisivo que las comunidades cristianas promuevan recorridos válidos y comprometidos de fe».

Benedicto XVI aludió a la particular atención que debe ser puesta en el modo de considerar la educación a la vida cristiana para que cada persona pueda realizar un auténtico camino de fe, a través de las diversas edades de la vida; un camino –añadió- en el cual como la Virgen María, la persona acoge profundamente la Palabra de Dios y la pone en práctica, convirtiéndose en testigo del Evangelio.

Subrayando la importancia y la responsabilidad de la familia en la educación, recordó que la educación cristiana tiende a hacer que los bautizados iniciados gradualmente en el conocimiento del misterio de la salvación tomen cada vez mayor conciencia del don de la fe, que han recibido… se preparen a vivir la propia vida según el hombre nuevo en la justicia y en la santidad de la verdad. El Papa se dirigió a los padres de familia de esta manera:

“Queridos padres de familia, sean los primeros testigos de la fe, no tengan miedo de las dificultades en medio de las cuales están llamados a realizar su propia misión. No están solos. La comunidad cristiana está cerca de ustedes y los sostiene. La catequesis acompaña a sus hijos en su crecimiento humano y espiritual, pero va considerada como una formación permanente, no limitada a la preparación para recibir los sacramentos. Sepan tomar siempre fuerza y luz de la Liturgia: la participación en la Celebración eucarística en el Día del Señor es decisiva para la familia y para la entera Comunidad”.

“Recordemos siempre que en los Sacramentos, sobre todo en la Eucaristía, el Señor Jesús obra por la transformación de los hombres asimilándolos a Sí. Es gracias al encuentro con Cristo, a la comunión con Él, que la comunidad cristiana puede testimoniar la comunión abriéndose al servicio, acogiendo a los pobres y a los últimos, reconociendo el rostro de Dios en el enfermo y en cada necesitado. Los invito por tanto, partiendo del contacto con el Señor en la oración cotidiana y sobre todo en la Eucaristía, a valorizar en modo adecuado las propuestas educativas y los recorridos de voluntariado existentes en la diócesis, para formar personas solidarias, abiertas y atentas a las situaciones de malestar espiritual y material. En definitiva, la acción pastoral debe mirar a formar personas maduras en la fe, para vivir en contextos en los cuales muchas veces Dios es ignorado; personas coherentes con la fe, para que se lleve a todos los ambientes la luz de Cristo; personas que viven con gozo la fe, para transmitir la belleza de ser cristianos”.

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