Durante los últimos meses el Vaticano ha sufrido su propia Vatileaks". Benedicto XVI responde a estas traiciones con su lema papal: "Cooperadores de la Verdad".
El deseo de transparencia que se ha constatado durante los casi siete años de pontificado de Benedicto XVI llega ahora dentro de la Curia romana. Por eso, ante las últimas filtraciones de documentos, especialmente a medios de comunicación italianos, el Papa ha pedido que se forme una comisión superior para que se investiguen estas fugas. Será una investigación en todos los organismos de la Santa Sede, a nivel penal dirigida por el Promotor de Justicia del Tribunal del vaticano y a nivel administrativo por la Secretaría de estado.
El problema de este particular Vatileaks no está en la traición de los empleados vaticanos, algo que el Papa ha asegurado que le "duele profundamente". El daño que estas filtraciones causan a la imagen del Vaticano es incalculable. El ambiente de desconfianza que ahora flota en la Curia vaticana y la imagen desfigurada de la jerarquía de la Iglesia tardarán años en borrarse.
Ante estas repetidas traiciones Benedicto XVI ha respondido con su lema papal: "Cooperadores de la Verdad". Con estas investigaciones, con este deseo de poner orden, limpieza y claridad dentro de la Iglesia católica el Papa corre el riesgo de que su pontificado pase a la historia como un período de crisis en la Iglesia católica. Aun a costa de su honra, poniendo en juego su prestigio, Benedicto XVI prefiere invertir estos años en la Sede de Pedro en hacer orden en casa propia para dar una imagen veraz del Vaticano, para ser, en definitiva, verdaderos cooperadores de la Verdad.
Pocos días después de ser elegido Papa, durante su discurso en la Secretaría de Estado en mayo de 2005 Benedicto XVI marcó a los funcionarios vaticanos las líneas de su trabajo. Con precisión y delicadeza les dijo: "No trabajamos por el prestigio, no trabajamos para hacer crecer una empresa o algo semejante. Nosotros trabajamos, en realidad, para que los caminos del mundo se abran a Cristo. En definitiva, todo nuestro trabajo, con todas sus ramificaciones, sirve precisamente para que su Evangelio, y así la alegría de la redención pueda llegar al mundo".
Estas últimas intrigas vaticanas pretenden reducir la Santa Sede, el Vaticano y en definitiva, a la Iglesia católica, a un organismo burocrático sin corazón, burocrático y maquiavélico. El Papa es consciente de los intereses que hay detrás y por eso se ha puesto manos a la obra para arrojar un poco de luz estas tinieblas. Y vuelve a recordar que el único enemigo al que el que la Iglesia católica debe temer es al que está dentro de ella.

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