"Las vocaciones, don del amor de Dios" es el tema del 49º Día Mundial de Oración por las Vocaciones, que será celebrado en el IV Domingo de Pascua, día 29 de abril próximo. En el Mensaje publicado hoy, el Santo Padre afirma que es Dios quien da el "primer paso" y su "amor infinito" surge en cada vocación, por eso "es preciso anunciar de nuevo, especialmente a las nuevas generaciones, la belleza persuasiva de este amor divino". El texto fue publicado por la Sala de Prensa vaticana en siete lenguas: italiano, portugués, español, inglés, francés, alemán y polaco.
Según el Papa, las vocaciones son "un don del amor de Dios"
"Cambia, verdadera y profundamente, nuestra vida" el hecho de que "toda criatura, y particularmente toda persona humana, es fruto de un pensamiento y de un acto de amor de Dios, amor inmenso, fiel y eterno", dice el Papa en el mensaje.
"Se trata de un amor sin reservas que nos precede, sustenta y llama a lo largo del camino de la vida y que tiene su raíz en la gratuidad absoluta de Dios". Por eso, observa el Papa "de hecho, cada vocación específica nace de la iniciativa de Dios, es don del amor de Dios". Además, todo cristiano es llamado a esta "medida alta" del vivir según el amor de Dios.
Anunciar a las nuevas generaciones la belleza de Dios
En el Mensaje el Santo Padre se pronuncia con la invitación a "anunciar de nuevo, especialmente a las nuevas generaciones la belleza de Dios", porque "este amor es el resorte secreto, la causa que no falla, incluso en las circunstancias más difíciles".
El Papa invita a los obispos, las parroquias y las comunidades cristianas a ser un "lugar" de vigilante discernimiento y de profunda verificación vocacional" para los jóvenes a través de "un sabio y vigoroso acompañamiento espiritual". A las familias el Papa pide que continúen siendo "el lugar privilegiado de la formación humana y cristiana".
"Es importante que se creen, en la Iglesia, las condiciones favorables para que puedan florecer muchos «sí», respuestas generosas al amoroso llamado de Dios", resalta el Santo Padre.
Benedicto XVI se dirige con palabras particulares en el Mensaje a los sacerdotes y las personas consagradas invitándolas a ser "imágenes visibles" del amor divino a través del "amor por Dios y aquel por el prójimo". Un sacerdote y la persona consagrada son llamados a vivir la propia vocación "en plenitud" y en "profunda alegría", siendo "un promovedor de comunión entre las personas y un sembrador de esperanza".

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