Monseñor Antonio María Rouco Varela, manifestó este domingo en Valencia su preocupación por las «muchas y poderosas fuerzas sociales, políticas y culturales que hoy en día pretenden arrebatar a los niños y jóvenes la fe de sus padres, o, al menos, entorpecer al máximo su debida transmisión en el seno de la familia y, muy especialmente, en la escuela». lo manifestó durante su homilía en la «Missa d»Infants» en honor la Mare de Déu dels Desemparats, patrona de Valencia, y se preguntó, además, «¿por qué tanta cicatería jurídica, por ejemplo, a la hora de abrir camino a la enseñanza de la religión católica en ese ámbito tan decisivo para la formación de la persona que son los centros de educación primaria y secundaria». En este sentido, lamentó que se haga «tan difícil, a veces imposible», a los padres «la educación de sus hijos de acuerdo con sus convicciones y, de la cual son ellos los primeros y fundamentales responsables con anterioridad al Estado y a cualquier otra instancia humana». A su juicio, no hay mayor situación de desamparo «que la de la pérdida de la fe, sobre todo si se minimiza el daño y se intenta pasar de largo ante sus efectos deshumanizadores, porque es entonces cuando el interior de las personas y de las sociedades se convierten en un desierto inhóspito y sin esperanza». También se refirió a la unión entre homosexuales, defendió la «función insustituible de la madre» en el niño y aseguró que «romper la triple relación de maternidad, paternidad y filiación por cualquiera de sus partes o falsificarla a través de parejas del mismo sexo sólo puede ocurrir a costa del más débil, del niño, en primer lugar». Según el cardenal, las consecuencias sociales de la generalización de «esas rupturas y falsificaciones matrimoniales y familiares están a la vista de todos aquellos que no quieran ignorar la realidad de unas sociedades como la nuestra, aventajada y sin niños, ubicada a una crisis demográfica sin precedentes». En su homilía también aludió a los jóvenes que quieren ser padres y afirmó, al respecto, que «todos son dificultades para aquellos jóvenes esposos que se disponen a contraer matrimonio y fundar una familia y en el caso de las familias numerosas son de tal magnitud que sólo pueden ser superadas con espíritu de heroicidad». En su opinión, «parece como si la madre cuando entrega y emplea su vida en el cuidado y en la educación de sus hijos estuviese dedicada a un lujo o diversión que no merece la más mínima retribución o reconocimiento económico y social, ni en el presente ni en la previsión social de futuro». Respecto a Benedicto XVI, señaló que «no abrigo la más mínima duda de que el Papa que nos ha regalado el Señor para esta hora nueva de la humanidad, puede contar incondicionalmente con vosotros, los católicos de Valencia: con vuestro amor, con vuestra fe, con vuestra esperanza y con vuestras plegarias incesantes». En la «Missa d´Infants» participaron, entre otras autoridades, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, con el Gobieno valenciano en pleno; la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá; el presidente de la Diputación de Valencia, Fernando Giner; el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Antoni Bernabé; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), Juan Luis de la Rúa; y el presidente de la Audiencia de Valencia, Pedro Castellanos. En total celebraron la misa dos cardenales y otros doce arzobispos y obispos, la mayoría de ellos valencianos, además de los consejos episcopales de las archidiócesis de Valencia y Madrid y de varios centenares de sacerdotes más que se encargaron de dar la comunión a los miles de asistentes.

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