Atenas, Grecia (ANSAEU).-En medio de las celebraciones y entrega de medallas y felicitaciones, la multitud presenció una llama Olímpica que descendía hasta hacerse accesible a una pequeña, que extendía en sus manos una lampara, que se encendió al acercarse al imponente fuego. Inmediatamente compartió la cibernética luz, con otros pequeños que llevaban en sus manos, cada uno, los modernos lucernarios. Fueron muchos, católicos ortodoxos y latinos, que identificaron el signo con la liturgia del fuego y la luz de Pascua, comentando entre sí las aparentes coincidencias. No es novedad que se ocupen, ahora con mucha evidencia, elementos propios de la liturgia u otros aspectos de la vida eclesial, en eventos de rango temporal. Si la Iglesia reaccionara como grandes empresas, ante la usurpación de signos, seguramente se haría millonaria. Puede que alguien hubiese evocado la Fe que probablemente había abandonado; pero, ¿no será este suceso, un intento más de paganizar lo sagrado y manipular la conciencia religiosa de la multitud?. Interprete usted.

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