Por ocasión del centenario de la fundación del Pontificio Instituto de Música Sacra el Santo Padre envió una carta al Gran Canciller, Cardenal Zenon Grocholewski, en la cual reafirma los «criterios importantes» de la música sacra de hoy. Al inicio de la carta el Pontífice, que también es músico y que como profesor teólogo escribió el libro «El espíritu de la Liturgia», hoy recuerda las circunstancias de la fundación del Pontificio Instituto para dedicarlo al estudio de la música sacra.

La institución fue fundada por Papa San Pío X ocho años después del Motu Propio «Tra le sollicitudi», del 22 de noviembre de 1903 de una profunda reforma de la música sacra, contra los influjos de la música profana, principalmente operística. También hoy hay necesidad de una reflexión sobre la condición de la música sacra sobre cuya Constitución conciliar «Sacrosanctum Concilium» escribió que debe ser «la gloria de Dios y la santificación de los fieles».

La sana música sacra, observa el Papa, debe comprender los siguientes criterios: el sentido de la oración, la dignidad y la belleza; la plena adhesión a los textos y los gestos litúrgicos; el envolvimiento de la asamblea con la legítima adaptación a la cultura local, conservando al mismo tiempo, la universalidad del lenguaje.

Entre los otros importantes aspectos está también: la primacía del canto gregoriano y la sabia valorización de las otras formas expresivas del patrimonio histórico-litúrgico de la Iglesia, como la polifonía; la «schola cantorum», en particular en las catedrales.
El Pontífice afirma también que la liturgia debe desarrollarse entre «una saludable tradición y la legítima progresión». La Iglesia es el auténtico objeto de la liturgia y ella debe ser vista en su universalidad no por el individuo y el grupo. Porque «es primariamente acción de Dios a través de la Iglesia, que tiene su historia, su rica tradición y su creatividad». Por ocasión del centenario, ocurre en Roma desde el 26 de mayo al 1º de junio el Congreso Internacional de Música Sacra.