Domingo decimoctavo
Tiempo ordinario
Evangelio Diario y Meditación
- Oración al Espíritu Santo
(Antes de la meditación imploremos la ayuda del Espíritu Santo)
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
+Santo Evangelio
(Leamos con reverencia el Santo Evangelio)
Evangelio según san Marcos 6, 34-44
Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Éste es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a los campos y poblaciones cercanos a comprar algo para comer”.
Él respondió: “Denles de comer ustedes mismos”.
Ellos le dijeron: “¿Tendríamos que ir a comprar doscientos denarios de pan para dar de comer a todos?”
Jesús preguntó: “¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver”.
Después de averiguarlo, dijeron: “Cinco panes y dos pescados”.
Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.
Entonces Él tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente.
Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.
+ Meditación Patrística:
(Tres perspectivas para leer, meditar y gustar del Evangelio)
Primer Punto: Felipe es el que, según San Juan (cap. 6) responde así; pero San Marcos, dice que fueron todos los discípulos los que respondieron de este modo, queriendo darnos a entender que contestó Felipe en nombre de todos los demás; aunque pudo poner el plural por el singular, según una costumbre muy frecuente. «Díjoles Jesús: ¿Cuántos panes tenéis? Id y miradlo». Los demás evangelistas omitieron este detalle. «Habiéndolo visto, le dicen: Cinco y dos peces». Lo que, según San Juan (cap. 6.), dice Andrés de los cinco panes y dos peces, los otros evangelistas -poniendo el plural por el singular-, lo dicen de todos los discípulos. «Entonces les mandó que hiciesen sentar», etc. Que San Lucas diga que les mandaron echarse por grupos de cincuenta, y San Marcos que de cincuenta y de cien, esto nada significa, porque uno ha podido referirse a parte del hecho, y el otro a todo él; o lo que es lo mismo: el que dice por grupos de cien refiere lo que omite el otro. (San Agustín)
Segundo Punto: En sentido místico, da de comer el Señor a la muchedumbre a la caída de la tarde, porque al acercarse el fin de los siglos, o cuando se ponga para nosotros el Sol de Justicia, seremos salvados de la enfermedad del hambre. Llama a los apóstoles a partir el pan, para enseñarles que han de alimentar diariamente nuestros corazones, que están en ayunas, con sus escritos y su ejemplo. Los cinco panes figuran los cinco libros de la Ley mosaica, y los dos peces los Salmos y los Profetas. (San Beda)
Tercer Punto: Los diversos grupos de convidados significan las diferentes iglesias, que hacen una sola Iglesia católica. El descanso del jubileo se contiene misteriosamente en el número cincuenta, cuyo número repetido dos veces da cien. Se sientan a comer unos en número de cincuenta y otros de cien, porque antes se descansa de la obra mala, para que después descanse del todo el hombre en el conocimiento de Dios. (San Gregorio)
- Coloquio:
(Con estas palabras o las que inspire el Espíritu de Dios, conversa y ora interiormente con el Señor, La Virgen Santísima o algún Santo, en torno al Evangelio)
¡Oh amable Jesús, de mí tan despreciado! Vos habéis bajado del cielo a rescatarnos del infierno y daros todo a nosotros; ¿cómo, pues, hemos podido volveros tantas veces las espaldas, sin hacer caso de vuestros favores?
¡Oh Dios! ¡Los hombres son tan agradecidos con las criaturas, que si cualquiera les hace un regalo, si les envía una visita de lejos, si les muestra una señal de afecto, no se olvidan de ella y se sienten obligados a corresponderles; y al mismo tiempo son tan ingratos con Vos, que sois su Dios tan amable, y que por su amor no habéis rehusado dar la sangre y la vida!
Más, ¡Ay de mí! Que he sido para con Vos peor que los demás, porque he sido más amado y más ingrato que los otros. (San Alfonso Mª Ligorio)
- Comunión Espiritual:
(Si es posible, pide la Comunión Espiritual o procura la Comunión Sacramental en la Parroquia, para que sea el Divino Prisionero de amor el que sustente tu alma y corazón)
“Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)