Durante el ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI recordó cinco documentos firmados hace 40 años en la séptima sesión del Concilio Vaticano II e invitó a los fieles presentes a tener siempre vivo su espíritu. El Santo Padre exhortó a los presentes a “rezar junto con él para que la Virgen María ayude a todos los creyentes en Cristo a tener siempre vivo el espíritu del Concilio Vaticano II, para contribuir a instaurar en el mundo aquella fraternidad universal que responde a la voluntad de Dios sobre el hombre, creado a imagen de Dios”. En sus palabras iniciales hizo referencia a “cinco documentos que el Siervo de Dios Papa Pablo VI y los Padres conciliares firmaron. Ellos son: el Decreto Christus Domininus, sobre los obispos; el Decreto Perfectae caritatis, sobre la renovación de la vida religiosa; el Decreto Optatam totius, sobre la formación sacerdotal; la Declaración Gravissimum educationis, sobre la educación cristiana; y, finalmente, la Declaración Nostra Aetate, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas”. Asimismo, recordó que “los temas de la formación de los sacerdotes, de la vida consagrada y del ministerio episcopal han sido objeto de tres Asambleas Ordinarias del Sínodo de los Obispos, las cuales han tomado y profundizado ampliamente las enseñanzas del Vaticano II”. “Desde siempre -continuó haciendo referencia al documento sobre la educación- la Iglesia está comprometida en la educación de la juventud, a la cual en Concilio le reconoció una ‘extrema importancia’ tanto para la vida del hombre como para el progreso social”.

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