En el Vaticano, el Santo Padre entregó el ícono de la Virgen de Kazán a una delegación guiada por el cardenal Walter Kasper que el 27 de agosto que la donará al patriarca de Moscú Alejo II. Se trata de un gesto de gran significado simbólico por los hechos vinculados con esta imagen tan preciosa para el mundo ortodoxo ruso. El ícono desapareció de Rusia en los años 20, y tras una serie de vicisitudes fue donado al Vaticano hace unos diez años. El Papa esperaba poder entregar el ícono personalmente, lo cual le habría permitido realizar un ansiado viaje a Rusia, ya que uno de los grandes objetivos de su pontificado era la reconciliación entre ortodoxos y católicos. La immagen, hoy, fue llevada en procesión al Papa, dando inicio a la solemne ceremonia en el aula Pablo VI de Vaticano, repleta de gente y en medio de cantos gregorianos y melodías rusas. Un acto que expresa afecto, estima y «el deseo y firme propósito de progresar juntos en el camino de recíproco conocimiento y reconciliación, para acelerar el día de esa unidad de los creyentes por la cual Jesús rezó ardientemente», afirmó el Pontífice en la homilía de la ceremonia de entrega del ícono, antes que parta hacia Moscú.

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