CUMBRE EN JERUSALÉN.-A principios de julio prepararon el terreno el primer secretario de la Nunciatura Apostólica en Israel, monseñor Gianfranco Gallone, y el jefe del Departamento de Asuntos Religiosos israelí, Gadi Golan. Ambos Estados llevaban un año de relaciones diplomáticas muy tensas que pivotaron sobre tres ejes:la posición de la Santa Sede ante la segunda Intifada, la custodia de los Santos Lugares y la construcción de la barrera antiterrorista. Uno, la posición de la Santa Sede ante la segunda Intifada, que simultanea la condena del terrorismo de organizaciones como Hamas y Hizbolá con un apoyo práctico a los palestinos, entre quienes hay un buen número de cristianos.*** Dos, la custodia de los Santos Lugares, reiteradamente amenazada por el Ejército israelí en acciones de seguridad que el Vaticano consideró desmedidas y han desplegado, por ejemplo, un muro casi infranqueable en torno a la ciudad de Belén en las dos últimas Navidades. Eso ha perjudicado al turismo religioso, medio de vida para buena parte de los palestinos cristianos.*** Tres, la construcción de la barrera antiterrorista de separación sobre propiedades de la Iglesia protegidas por los Acuerdos de 1993.*** También hay un «cuatro», la «sospechosa» no renovación de visados a la que se han enfrentado en los últimos meses algunas decenas de religiosos extranjeros en Tierra Santa, sostén principal de las actividades espirituales y caritativas de la Iglesia en la zona dada la creciente huida de cristianos de la zona. ********** Para abordar todas estas cuestiones, tras la distensión de julio ha llegado la hora de elevar el nivel de la representación. Ayer comenzó una ronda de negociaciones que se extenderá hasta el jueves, y en la cual participarán: por parte de la Santa Sede, el nuncio apostólico en Jerusalén, monseñor Pietro Sambi; y por parte israelí, el embajador ante Su Santidad, Oded Ben Hur. La parte vaticana ha sido más cauta, dilatando cualquier declaración hasta que concluya la ronda de conversaciones el día 9. Por su parte, Oded Ben Hur se mostró «muy contento» de volver a la mesa de negociación, aunque reconoció que no se verán resultados de manera inmediata, y sólo a final de año podría alcanzarse un acuerdo completo. *********** No se trata solamente de una elevación del termómetro político entre ambos Estados. Hay cuestiones legislativas que resolver que van más allá de los desencuentros anteriormente citados, que enturbian el problema, pero no son el problema. Éste reside en la necesidad de acomodar parte de la legislación israelí al Acuerdo Fundamental entre la Santa Sede e Israel firmado el 30 de diciembre de 1993, tras el cual en junio de 1994 se establecieron relaciones diplomáticas plenas. La seguridad en las propiedades de la Iglesia, algunas exenciones fiscales para sus obras, o el status de la ciudad de Jerusalén (este último, un asunto más amplio que precisa el concurso de otras partes), estarán entre los temas a tratar de nuevo.

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