El Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, el Cardenal Alfonso López Trujillo, hizo un llamamiento ayer a los cristianos para que se acojan a la objeción de conciencia en el caso de que tengan que aceptar la legalización de las uniones entre homosexuales. A su juicio, sólo un Estado totalitario no respeta que un ciudadano haga uso de la objeción de conciencia, ya que cualquier persona puede elegir «no tomar parte de un delito que representa la destrucción del mundo». En concreto, el cardenal se remite a los artículos 69, 73 y 74 de la encíclica Evangelium Vitae, que establecen que «cualquier persona puede invocar la objeción de conciencia y no tomar parte de un delito que representa la destrucción del mundo». López Trujillo señaló que este derecho «aparece siempre en el Derecho y en las constituciones de todo el mundo y el Estado tiene que respetarla sin amenazas». Se practica «sólo cuando un Estado no es totalitario y si uno practica la objeción y es echado del trabajo, entonces nos encontramos ante el más crudo de los totalitarismos. La democracia respeta siempre la libertad, no respetar este principio es grave y peligroso», señaló el cardenal. Por ello, López Trujillo, cuyo cargo sería equivalente al de ministro de la Familia en el Vaticano, insistió en su llamamiento a todos los cristianos para que recurran a la objeción de conciencia en el caso de la legalización en España de los matrimonios entre homosexuales. «La ley de la que hablamos es una herida profunda en sentido moral de la fe. Además de un problema mundial porque se está creando un escándalo universal», añadió. El prelado recordó que la objeción de conciencia «no es una invención de la Iglesia, el cristiano tiene que oponerse para hacer respetar su fe, así como los médicos se oponen al aborto», tras lo cual consideró el aborto y la unión entre homosexuales como «leyes profundamente dañinas». Por otra parte, el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, aseguró ayer durante una homilía en la catedral que la futura ley que regulará los matrimonios entre personas del mismo sexo es «la provocación más importante que ha sufrido la fe cristiana». Esa ley «desfigura la institución del matrimonio y es perjudicial para el bien común», añadió el prelado durante la eucaristía que ofició con motivo de la celebración de la festividad de San Segundo patrón de la capital. Aclaró que la Iglesia «respeta y acoge a las personas homosexuales».

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