Cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo
Evangelio Diario y Meditación
+Santo Evangelio:
Evangelio según San Lucas 14,25-33.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:
«Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo.
El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?
No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo:
‘Este comenzó a edificar y no pudo terminar’.
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?
Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.»
+Meditación:
San Gregorio, in Evang hom. 37
Porque los sublimes mandamientos han sido dados, añade en seguida la comparación de un gran edificio diciendo: «Porque, ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, sentándose primero, no cuenta los gastos?», etc. Por tanto, todo lo que hacemos debemos prepararlo con la meditación debida. Si proyectamos levantar la torre de la humildad, primeramente debemos prepararnos a sufrir las adversidades de este mundo.
Porque si cuando nos ocupamos de buenas obras no vigilamos con cuidado contra los espíritus malignos, seremos objeto de burla de los que al mismo tiempo nos aconsejan el mal. Pero de esta comparación pasa a otra más elevada, para que las cosas más pequeñas nos hagan pensar en las más grandes y dice: «O qué rey queriendo salir a pelear contra otro rey, no se sienta primero y considera si podrá salir con diez mil hombres, a hacer frente al que viene contra él con veinte mil”
O bien en aquel tremendo juicio no vamos a nuestro rey como iguales porque diez mil contra veinte mil suyos, es como uno contra dos. Viene a pelear con un ejército doble en contra del sencillo. Porque sólo estamos preparados por la obra y El discute a la vez nuestra obra y nuestro pensamiento. Cuando todavía está lejos el que no aparece aún para el juicio, enviémosle en embajada nuestras lágrimas, nuestras obras de misericordia, nuestros sacrificios de propiciación. Esta es nuestra embajada, que aplaca al rey que viene.
+Comunión Espiritual:
De Santa Margarita María Alacoque: “Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado.” Amén.