El que quiera servirme, será honrado por mi Padre. 

Evangelio Diario y Meditación

+Santo Evangelio

Evangelio según San Juan 12,24-26. 

Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. 

El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna. 

El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre. 

+Meditación:

San Agustín

 Oigamos la voz de la piedra angular, que es la siguiente: «Y Jesús les respondió diciendo: viene la hora en que sea glorificado el Hijo del hombre». Quizá creerá alguno que El dijo glorificado porque los gentiles querían verlo. Pero no es así, sino que veía que los gentiles en todas las naciones habían de creer en El, después de su pasión y de su resurrección. Con ocasión, pues, de estos gentiles que deseaban verlo, anuncia la futura plenitud de las naciones y promete que ya es llegada la hora de esta glorificación en los cielos, después de la cual las naciones habían de creer, conforme a aquellas palabras del profeta ( Sal 56,6; 107,6): «Seas ensalzado, oh Dios, sobre los cielos, y sobre toda la tierra tu gloria». Pero convino que se manifestara la exaltación de su gloria de tal manera que estuviera precedida de la humildad de su pasión. Y por eso añade: «En verdad, en verdad os digo, que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda él solo; mas si muere, lleva mucho fruto «. El decía de sí que era el grano que debía triturar la infidelidad de los judíos, pero que la fe de las naciones debía multiplicar.   

                                 

+Comunión Espiritual:

De Santa Margarita María Alacoque

  “Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado.” Amén.