Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 


Evangelio Diario y Meditación

+Santo Evangelio

Evangelio según San Lucas 11,5-13. 

Jesús dijo a sus discípulos: 

«Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: ‘Amigo, préstame tres panes, 

porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle’, 

y desde adentro él le responde: ‘No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos’. 

Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. 

También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. 

Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 

¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? 

¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? 

Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!». 

+Meditación:

San Agustín

 ¿Qué son estos tres panes, sino el alimento del misterio divino? Puede suceder que no pueda alguno responder a la petición de un amigo, pues no tiene lo que está obligado a darle. Sucede con frecuencia que viene a nosotros un amigo nuestro de camino, esto es, de la vida del siglo; aquel camino en que todos pasan como peregrinos y ninguno permanece como poseedor, porque se dicen a todo hombre: «Pasa, y deja lugar al que ha de venir» (Eclo 29,33 Vulg.). También puede suceder que venga fatigado del mal camino (esto es, de la mala vida) un amigo, que todavía no ha encontrado la verdad, la cual, una vez oída y recibida, se convierta y te diga como a cristiano: «Instrúyeme». Y acaso te pregunte lo que tú ignores por la sencillez de tu fe y no puedas satisfacer su deseo; entonces te verás obligado a buscar en los libros del Señor. Acaso lo que te pregunta se encuentra en el libro, pero no de un modo claro. No dejarías entonces de consultar a San Pablo o San Pedro, o alguno de los profetas; pero ya descansa esta familia con este su Señor y es grande la ignorancia de este siglo, ésta es la media noche; e insta el sediento amigo, a quien no basta ya la fe sencilla. ¿Acaso será preciso abandonarlo? Acude, pues, al mismo Dios por medio de la oración, con el cual descansa la familia. De quien se dice: «El que está adentro responde: no me seas molesto». El que tarda en dar, quiere excitar más tu deseo con la tardanza, para que no parezca de poco mérito lo que da.                    

+Comunión Espiritual:

De Santa Margarita María Alacoque

  “Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado.” Amén.