Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán
Evangelio Diario y Meditación
+Santo Evangelio:
Evangelio según San Mateo 9,14-15.
Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: «¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?».
Jesús les respondió: «¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
+Meditación:
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón 1 para el primer día de Cuaresma
“Entonces ayunarán”
¿Por qué el ayuno de Cristo no es corriente entre todos los cristianos? ¿Por qué los miembros no seguirán a su Cabeza? (Col 1,18). Si de esta Cabeza hemos recibido los bienes ¿por qué no vamos a soportar los males? ¿Queremos rechazar su tristeza y comulgar con sus gozos? Si es así nos mostramos indignos de formar parte de esta Cabeza. Porque todo lo que él ha sufrido ha sido por nosotros. Si nos repugna colaborar a la obra de nuestra salvación ¿en qué vamos a demostrar que queremos ayudarle? Ayunar con Cristo es realmente poco para quien debe sentarse con él a la mesa del Padre. Dichoso el miembro que se habrá adherido en todo a esta Cabeza y le habrá seguido dondequiera que vaya (Ap 14,4). Ya que si llegara a ser cortado y separado de él, forzosamente se vería inmediatamente privado del aliento de vida…
Para mí, oh Cabeza gloriosa y bendita por los siglos, sobre la cual se inclinan los ángeles con avidez (1P 1,12), es un bien adherirme completamente a ti. Te seguiré donde quiera que vayas. Si pasas por el fuego, no me separaré de ti ni temeré ningún mal, porque tu estás conmigo (sl 22,4). Tú cargas con mis dolencias y sufres por mi. Tú, el primero, has pasado por el pasaje estrecho del sufrimiento para ofrecer una ancha entrada a los miembros que te siguen. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? (Rm 8,35)… Es este el perfume que baja de la Cabeza hasta la barba, que baja también hasta la franja del vestido para que quede ungido hasta el más pequeño hilo (sl 132,2). En la Cabeza reside la plenitud de las gracias, y de ella las recibimos todos. En la Cabeza reside la plenitud de la misericordia, en la Cabeza la profusión de los perfumes espirituales, tal como está escrito: “Dios te ha ungido con aceite de júbilo” (sl 44,8)…
Y a nosotros, ¿qué es lo que el evangelio nos pide en este comienzo de Cuaresma? “Tú, dice, cuando ayunes, perfúmate la cabeza” (Mt 6,6). ¡Admirable condescendencia! El Espíritu del Señor está sobre él, ha sido ungido por él (Lc 4,18), y, sin embargo, para evangelizar a los pobres, les ha dicho: “Perfúmate la cabeza.”
+Comunión Espiritual:
Dices: «Venid a mí todos los que tenéis trabajos y estáis cargados, que yo os recrearé» (Mt 11,28). ¡Oh dulce y amable palabra en los oídos del pecador! ¡Que tú, Señor Dios mío, convidas al pobre y al mendigo a la comunión de tu santísimo cuerpo! Mas, ¿quién soy yo, Señor, para que presuma llegar a ti? Veo que no cabes en los cielos de los cielos, y tú dices: «¡Venid a mí todos!”. ¿Qué quiere decir esta tan piadosísima dignación y este tan amistoso convite? ¿Cómo osaré llegarme yo que no reconozco en mí cosa buena en que pueda confiar? ¿Cómo te hospedaré en mi casa yo, que tantas veces ofendí tu benignísima presencia? Los ángeles y arcángeles tiemblan; los santos y justos temen, y tú dices: «!Venid a mí todos!”. Si tú, Señor, no dijeses esto, ¿quién lo creería? Y si tú no lo mandases, ¿quién osaría llegarse a ti?” (Imitación de Cristo, IV)
REFLEXIÓN MATINAL: