Goerg Ratzinger, el hermano del nuevo Papa, se desmayó ante el televisor al conocer la noticia de que Joseph Ratzinger, aquel con quien había compartido tantos días y tantos momentos familiares, y con el que habla casi a diario desde Alemania, se había convertido en el Sumo Pontífice Benedicto XVI. «Se desvaneció ante el televisor, sin decir una palabra», señaló Agnes Heindl, ama de llaves del prelado de 81 años, quien agregó que «nunca lo he visto así. Aún no cree la noticia». Georg Ratzinger había declarado a principios de mes que su hermano no «tenía posibilidad alguna» de ser Papa. Hay tantos candidatos que un hombre de su edad (78 años) «no puede ser electo. Además, no puedo imaginar que haya un Papa alemán», dijo en esa ocasión. El prelado es el hermano mayor del nuevo Papa, hasta ahora el cardenal Jospeh Ratzinger. Hasta el final, descreía de todas las versiones que ubicaban a su hermano, tres años menor que él, como el principal candidato a la sucesión de Juan Pablo II. Por eso, al conocer la noticia, quedó perplejo. En los últimos días, no se cansaba de repetir: «Mi hermano no va a ser Papa, segurísimo». Pero el ayer, un día antes de la elección, Georg Ratzinger, durante muchos años director del reconocido Coro de Niños de Ratisbona, había relativizado su posición. Desde el momento en que los 115 cardenales cerraron las puertas de la Capilla Sixtina para celebrar el cónclave, Georg no tuvo noticias de su hermano, con el que suele hablar asiduamente por teléfono, casi a diario, desde que Joseph se trasladó a Roma en 1982 al asumir como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Los dos hermanos siempre fueron muy unidos, también con la hermana María, prácticamente el ama de llaves de Joseph hasta su muerte en 1991. Los dos fueron a la misma escuela seminarista de Traunstein, antes de la Segunda Guerra Mundial, el colegio de donde se reclutaban los futuros sacerdotes. Ambos estudiaron teología y fueron ordenados sacerdotes el 29 de junio de 1951, en Freising.

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