El pasado domingo tuvo lugar en el Vaticano el homenaje musical a Benedicto XVI que le tributó la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. En sus palabras de agradecimiento, Benedicto XVI reiteró el maravilloso lenguaje universal de la música, que permite elevarse a Dios: “Agradezco de corazón al Gobierno del Principado de Asturias y a la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, con su Presidente, el Señor Fernando Masaveu, por el espléndido concierto que nos han ofrecido, y que nos ha dado la posibilidad de hacer como un viaje interior, llevados por la música, a través del folclore, los sentimientos y el corazón mismo de España.
 Un gracias muy especial a la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, dirigida por el maestro Maximiano Valdés, por la magnífica ejecución con la cual nos ha transmitido también un poco del hondo y rico carácter de la población española, y particularmente asturiana. Y gracias igualmente a todos los que han hecho posible disfrutar de este momento, así como al Señor Arzobispo de Oviedo y a cuantos están aquí presentes en esta significativa ocasión”.
Antes de viajar a Roma, el Arzobispo de Oviedo, explicó en una Carta Pastoral, titulada ‘La música una herida al corazón’, ya publicada por Agencia SIC, que este concierto que la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias ofreció al Santo Padre era con motivo de los veinte años de su comienzo musical y que el Papa aceptó gustoso la iniciativa pidiendo que fuera música española o inspirada en España.
 Así lo destacó también el Santo Padre al afirmar que “esta tarde, se puede decir, que se ha trasladado a esta Aula un ‘pedazo’ de España”.
Expresando su gran aprecio por la bellísima ejecución de las obras de Manuel De Falla, de Albéniz, de Strauss, y de Rimsky-Korsakov, el Papa se refirió al “more hispano” – duende hispano, la manera “hispánica” de ser, de componer y de interpretar la música, incluyendo varios temas de melodías populares religiosas:
“Como en la primera parte de la pieza donde se reconoce una antigua invocación asturiana con la que se ruega el amparo de la Virgen María y de san Pedro, o el segundo movimiento en que aparece un canto gitano dedicado a la Virgen. Son las maravillas que obra la música, este lenguaje universal que nos permite superar toda barrera y entrar en el mundo del otro, de una nación y de una cultura, así como nos permite también dirigir la mente y el corazón hacia lo Elevado, con letras mayúsculas. Es decir de elevarnos hacia el mundo de Dios”.
Con sus mejores deseos para el Adviento y antes de su bendición, renovando su profundo agradecimiento, el Papa citó un himno asturiano dedicado a la Madre de Dios: Que la Virgen María «que brilla en la altura más bella que el sol, y es Madre y es Reina», como reza el himno a la celestial patrona de esas tierras, les proteja siempre con su maternal ternura.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *