(Agencia Fides) – «En Brasil es grande la presión de grupos militantes, muy articulados y bien financiados, para llegar a la aprobación de leyes permisivas del aborto, uniones civiles de homosexuales y la eliminación de fetos que tengan anomalías. Tengo la impresión de que nos encontramos ante movimientos y organizaciones transnacionales, no sólo locales», afirma Su Exc. Mons. Odilo Pedro Scherer, Obispo Auxiliar de São Paulo y Secretario General de la Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños (CNBB) respondiendo a algunas preguntas de la Agencia Fides, respecto al apremiante campaña contra la vida y la familia en acto en diversas naciones de todo el mundo. Excelencia, desde hace algunos años se advierte en los gobiernos de muchas naciones del mundo una tentativa constante de aprobar leyes que atentan contra la vida y la familia. ¿cuáles considera Vd. que son las causas y los objetivos de esta política? Ciertamente la debilidad de la familia no es un hecho aislado, sino que va acompañada por la afirmación cada vez mayor del individuo. Esto de por si no es negativo, pero cuando es exasperado, conduce al individualismo y a ignorar a los otros, a oponerse a organizaciones e instituciones como la familia. Nos encontramos frente a un cambio cultural e ideológico. Por desgracia con frecuencia, la afirmación del individuo va contra la familia. Los grupos de interés de los adultos están organizados y buscan la afirmación social y política, y eso no siempre sucede con la familia. Las organizaciones familiares necesitan también ser organizadas y participar políticamente. Los estados ya no entienden que su misión es defender y privilegiar la familia que está perdiendo cada vez más espacio y está cada vez más debilitada. Nos encontramos frente a un hecho antropológico y social nuevo: la familia es reemplazada por el individuo y por grupos de interés. ¿De qué manera interviene la Iglesia del Brasil en la defensa de la vida y la familia? En el Parlamento brasileño hay decenas de proyectos que sostienen que respetan las cuestiones familiares, pero, por el contrario, la mayoría tiene implicaciones contrarias a la familia. La Conferencia de los Obispos Brasileños ha instituido una Comisión Episcopal para la Vida y la Familia para apoyar y empujar a la familia, además de seguir las cuestiones de la familia en la sociedad y en el Parlamento. La Conferencia Episcopal siempre está presente en los debates y en las decisiones del Parlamento y del Gobierno sobre la familia. Siempre intentamos organizar y animar la pastoral de la familia. La destrucción de la familia también se produce a través de leyes que tratan de equiparar la unión entre personas del mismo sexo al matrimonio ¿Cómo valora esta situación? La tendencia a equiparar las uniones homosexuales a la familia natural denota una seria crisis de civilización. Nadie, que tenga una sana conciencia, puede afirmar que una cosa equivale a la otra, y tampoco que sea buena para la sociedad. De las uniones de homosexuales no nacen niños, y por lo tanto, la sociedad no puede esperarse ni recibir lo que espera y recibe de la familia natural. Por tanto, es deseable que la sociedad continué resistiendo claramente a la presión de este momento y acuerde una protección privilegiada a la familia constituida por la unión de un hombre y una mujer: la familia natural merece una mayor atención de la sociedad y del Estado. La debilidad de la institución familiar tendrá consecuencias negativas y serias para las personas y la sociedad. ¿Frente a estos problemas, como está respondiendo la Iglesia en Brasil? Los problemas en Brasil son los mismos que en otros países. La Iglesia en Brasil no ha dejado de manifestar públicamente las orientaciones del Magisterio de la Iglesia. Las Organizaciones de familias y el Pastoral de la familia realizan un intenso trabajo orientado a promover la conciencia. Además, como Iglesia brasileña, está siguiendo cuidadosamente los debates parlamentarios, ofreciendo subsidios y orientaciones.

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