En una época como la nuestra que busca la libertad, incluso con violencia e inquietud, no debe escapar la actualidad de este gran maestro de espiritualidad y de paz

Catequesis Benedicto XVI sobre  San Francisco de Sales.


“Dios es el Dios del corazón humano”. En estas palabras aparentemente simples percibimos la huella de la espiritualidad de un gran Maestro, ha dicho el Papa. En su armoniosa juventud reflexionando sobre el pensamiento de San Agustín y de Santo Tomas de Aquino, tuvo una profunda crisis que lo llevó a interrogarse sobre la propia salvación eterna. Rezaba intensamente, pero la duda lo atormentaba. En el culmen de la prueba abrió su corazón al Señor. A sus veinte años, Francisco encontró la paz en la realidad radical y liberadora del amor de Dios. “Amarlo sin nunca pedir nada a cambio y confiar en el amor divino”, este fue el secreto de su vida, que aparecerá en su obra principal: El “Tratado del amor de Dios”.

El influjo de su vida y de sus enseñanzas en la Europa de su época y en los siglos sucesivos fue inmenso. Fue apóstol, predicador, escritor, hombre de acción y de oración; comprometido en realizar los ideales del Concilio de Trento; implicado en la controversia y en el diálogo con los protestantes, experimentando cada vez más, más allá del debate teológico, la eficacia de la relación personal y de la caridad; encargado de misiones diplomáticas a nivel europeo y de tareas sociales de mediación y de reconciliación. Pero sobre todo Francisco de Sales fue una guía de almas. “La de san Francisco de Sales -ha subrayado el Papa- fue una vida relativamente breve, pero vivida con gran intensidad. De la figura de este santo emana la impresión de una rara plenitud, demostrada en la serenidad de su investigación intelectual, pero también en la riqueza de sus afectos, En la dulzura de sus enseñanzas que han tenido una gran influencia en la conciencia cristiana”.

En una época como la nuestra que busca la libertad, incluso con violencia e inquietud, no debe escapar la actualidad de este gran maestro de espiritualidad y de paz, que entrega a sus discípulos el “espíritu de libertad”, aquella verdadera, en el culmen de una enseñanza fascinadora y completa sobre la realidad del amor. San Francisco de Sales es un testimonio ejemplar del humanismo cristiano; con su estilo familiar, con palabras a menudo aladas de poesía, recuerda que el hombre lleva escrito en el profundo de sí mismo la nostalgia de Dios y que solo en Él encuentra la verdadera alegría y su plena realización.

Resumen:


San Francisco de Sales, vivió entre los siglos dieciséis y diecisiete. De noble familia francesa, recibió una esmerada educación. Todavía joven, tras una grave crisis espiritual se abandonó al amor de Dios: amándolo, sin esperar nada, y al mismo tiempo, confiándose totalmente a él, se consigue la paz y la libertad. Ordenado sacerdote fue pronto consagrado obispo de Ginebra, bastión del Calvinismo. Apóstol, escritor, hombre de acción y de oración, empeñado en la controversia y el diálogo con los protestantes, experimentó, más allá del debate teológico, la eficacia de la relación personal y de la caridad. Pero sobre todo, fue director espiritual entre otros de santa Juana Francisca de Chantal, con la que fundará la Orden de la Visitación, cuyo ideal será vivir en sencillez y humildad. A sus dirigidos escribe dos obras fundamentales: La introducción a la vida devota, pensada para los laicos y que abre de forma revolucionaria el camino de perfección a todos los estados de vida, y el Tratado del amor de Dios, en el que presenta un itinerario hacia Dios que nace de la inclinación de todo hombre a amar a Dios. Este itinerario lo desarrolla con imágenes de relación interpersonal (padre y señor, esposo y amigo). Dios nos atrae con lazos de amor y de verdadera libertad, no a la fuerza; nos llama al completo abandono a su voluntad y a la plenitud del amor que es la caridad.



 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *