El Papa necesita abrirse cada vez más al misterio de la Cruz, abrazándola como única esperanza y última vía para ganar y reunir en el Crucificado a todos sus hermanos y hermanas en humanidad…


La misión del Papa consiste en hacer presente a Dios en el mundo y, por este motivo, debe abrirse cada vez más al misterio de la Cruz, confesó Benedicto XVI el año 2010  a los obispos de Portugal congregados en Fátima.


Reunido el Santo Padre, el año 2010, con los Obispos de Portugal en el salón de conferencias de la Casa Nuestra Señora del Carmen, le ofreció la oportunidad  para hacer confidencias que hasta entonces no había realizado en cinco años de pontificado.
Agradeció el que los peregrinos de Fátima recen por el sucesor de Pedro recordando las palabras de Jesús a ese apóstol después de la resurrección: «yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos» (Lucas 22,32).
Y a continuación afirmó: «Como veis, el Papa necesita abrirse cada vez más al misterio de la Cruz, abrazándola como única esperanza y última vía para ganar y reunir en el Crucificado a todos sus hermanos y hermanas en humanidad».
Estas palabras complementan la respuesta que ofreció a los periodistas Benedicto XVI en el vuelo que le llevó de Roma a Lisboa, el 11 de mayo, en las que consideró que el tercer secreto que dejó la Virgen en Fátima no sólo se aplica al atentado de Juan Pablo II, sino que indica «la necesidad de una pasión de la Iglesia, que naturalmente se refleja en la persona del Papa, pero el Papa está por la Iglesia y, por tanto, son sufrimientos de la Iglesia los que se anuncian. El Señor nos ha dicho que la Iglesia tendría que sufrir siempre, de diversos modos, hasta el fin del mundo».
«La novedad que podemos descubrir hoy en este mensaje reside es el hecho de que los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo vienen de fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado que hay en la Iglesia», añadía el Papa a los periodistas en esa rueda de prensa.
En su encuentro con los obispos, Benedicto XVI explicó que «en obediencia a la Palabra de Dios, está llamado a vivir, no para sí mismo, sino para que Dios esté presente en el mundo».
Así se explica, por ejemplo, la importancia que el Papa Joseph Ratzinger ha dado desde el inicio de su pontificado al cuidado de la liturgia.
El discurso del Papa a los obispos de Portugal puede leerse en la sección de documentos de la página Vatican.va

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