Humildad, corazón abierto y disponibilidad al servicio del prójimo son los primeros deberes de los cristianos, recordó el Papa Benedicto XVI en su viaje a Alemania, en la Santa Misa en el aeropuerto turístico de Friburgo, antes de dejar su patria y tierra natal.
Al inicio de su homilía el Papa colocó el tema de la omnipotencia de Dios. «Hay teólogos que, -observó- en vista de todas las cosas terribles que ocurren hoy en el mundo, ponen en duda si Dios es realmente omnipotente. Diversamente, nosotros profesamos a Dios, el Omnipotente, el Creador del cielo y la tierra». Es necesario leer el poder de Dios «de manera diferente de como los hombres acostumbran hacer». El Santo Padre recordó que el propio Dios «impuso un límite a su poder, al reconocer la libertad de sus criaturas» y Él está siempre cerca de nosotros, «principalmente en tiempos de peligro y de cambio radical».
Reflexionando sobre el Evangelio del día, el Pontífice advirtió a los fieles sobre el peligro de la «rutina» en la fe. «Agnósticos que, por causa de la cuestión de Dios, no encuentran paz; personas que sufren por causa de sus pecados y sienten deseo de un corazón puro están más cerca del Reino de Dios de cuánto estén los fieles rutinarios, que en la Iglesia solo consiguen ver el aparato sin que su corazón sea tocado por la fe».
El Papa pidió también la unidad en la Iglesia católica de Alemania. La renovación de la Iglesia es posible solamente a través de la disponibilidad a la conversión y a través de una fe renovada. Por eso, es preciso tener «el corazón más abierto, que se deja tocar por el amor de Cristo, y de este modo da al prójimo, que necesita de nosotros, más que un servicio técnico: el amor».

«La Iglesia en Alemania – continuó el Pontífice alemán – continuará siendo una bendición para la comunidad católica mundial, si permanece fielmente unida a los Sucesores de San Pedro y los Apóstoles, si cuida de variados modos la cooperación con los países de misión y si en esto se deja «contagiar» por la alegría en la fe de las jóvenes Iglesias».
El Papa continuó el pensamiento de este viaje afirmando que «la vida cristiana debe medirse continuamente por la de Cristo», Él es «el coraje y la humildad». Él es fundamento de la unidad. La existencia cristiana -agregó- el Santo Padre es una pro-existencia»: un vivir para el otro, un compromiso humilde a favor del prójimo y el bien común».
En el Ángelus el Papa alentó a los fieles alemanes a «no tener miedo en medio de todas las preocupaciones», porque «Dios es bueno». En la región de la Selva Negra la fe católica es más fuerte que en Berlín o Turingia. En la misa estuvieron presentes más de 100 mil personas.

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