En la medida en que los parámetros son respetados, se evita la dispersión de temas y se facilita la comprensión de contenidos.
Así como en el Mes del Sagrado Corazón nos concentramos en los misterios del Señor, lo que no significa excluir a su Madre Santísima, de la misma manera, en el Mes de María, al sumergirnos en el Corazón de nuestra Madre, no estamos abandonando al Dueño de nuestros corazones, sino que por contrario, procuramos profundizar en quien es la predilección del Amor Divino, para que nosotros podamos aprender, en el Corazón Maternal de María, la disposición necesaria, para ser siervos verdaderos del Redentor.
La Iglesia, que es Madre y Maestra, para mejor comprender los misterios de Dios, concentró en la Cristología, la ciencia para contemplar el misterio del Verbo encarnado, en la Mariología, los fundamentos de la veneración amorosa a la Madre Santísima, así como en Eclesiología o liturgia, las temáticas de la Esposa de Cristo y su economía sacramental, respectivamente.
No se deduce que esta separación sea para confundir, sino que por el contrario, para mejor comprender, considerar y luego unificar, en la contemplación y vida cristiana, las maravillas del Señor. De no poder distinguir con claridad, no se puede unificar y ponderar en el corazón, ya que en el desorden se encuentra gran parte del olvido y la trivialidad.
De ahí la importancia de valorar el uso temático de las redes, para el apostolado y la formación de la Fe. No solo para combatir el uso de las mismas, en procesos de corrupción del pensamiento, de los criterios morales y del sentido común, sino para promover el conocimiento, y la cercanía de los impulsos de la gracia y la acción del Espíritu Santo en la Iglesia.
Pero los peligros no se limitan a la promoción de antivalores, ideologías y herejías.
Dice Benedicto XVI, que “los creyentes, dando testimonio de sus más profundas convicciones, ofrecen una valiosa aportación, para que la red no sea un instrumento que reduce las personas a categorías, que intenta manipularlas emotivamente o que permite a los poderosos monopolizar las opiniones de los demás”. Pero existen también “algunos límites típicos de la comunicación digital: una interacción parcial, la tendencia a comunicar sólo algunas partes del propio mundo interior, el riesgo de construir una cierta imagen de sí mismos que suele llevar a la autocomplacencia”. Hay evidencia de “ciertos riesgos, como buscar refugio en una especie de mundo paralelo, o una excesiva exposición al mundo virtual”. Incluso podemos atentar contra la misma proclamación de la verdad, si deseamos compartirla, basados en la ´popularidad´ o la cantidad de atención que pueda provocar, y no en la necesidad objetiva, universal y especifica que se ha planteado en el uso de determinado espacio de las redes. (45ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales)
Un uso provechoso de las redes que ha resultado, es el de su uso temático, documentado, dirigido y asesorado. Portales, páginas, mensajes, chat, etc. centrados en objetivos claros y contenidos seleccionados y autorizados, para la oración, devociones, temas definidos para compartir información de espiritualidades, carismas, catequesis, etc. El uso adecuado de las redes puede trasformarse en un verdadero compendio de información que, ordenadamente, ofrece contenidos, que por los medios ordinarios, son muy difícil de encontrar. En la medida en que los parámetros son respetados, se evita la saturación y la dispersión de temas, logrando una pedagógica comprensión y una ordenada asimilación interior de parte cada usuario, así como el distinguir y recurrir, con facilidad y eficiencia, a los espacios de información, formación o de interacción, según corresponda, sin perturbar las necesidades específicas de cada uno o del grupo y comunidad.
“No es la tecnología la que determina si la comunicación es auténtica o no, sino el corazón del hombre y su capacidad para usar bien los medios a su disposición”, dijo el Papa Francisco. Lo importante e interesante aquí, es cómo remite a la intencionalidad del sujeto y no al mero uso de los instrumentos, para valorar lo que hace humanamente plena la comunicación. El Santo Padre insiste en que “el acceso a las redes digitales lleva consigo una responsabilidad por el otro, que no vemos pero que es real, tiene una dignidad que debe ser respetada. La red puede ser bien utilizada para hacer crecer una sociedad sana y abierta a la puesta en común”. (Mensaje Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales año 2016).