En la entrevista el cardenal Cañizares reconoce que la liturgia “no está siendo el alma, la fuente y la meta de la vida de muchos cristianos, seglares y sacerdotes”. Y pone de manifiesto la urgente necesidad de que los fieles sean conscientes de que “la liturgia es, ante todo, obra de Dios y nada se puede anteponer a ella”. Cañizares explica que sólo Dios podrá renovar y cambiar el mundo, si se lo pone en el centro de todo.
El cardenal lleva más de dos años al frente de la Congregación para el Culto Divino, tiempo durante el cual se han puesto en marcha no pocos proyectos encaminados a “impulsar un decidido y amplio movimiento para reavivar el genuino sentido y el espíritu de la liturgia en la Iglesia”. Y concluye que solo se podrá impulsar la nueva evangelización si la liturgia, y especialmente la Eucaristía, “recobra el lugar que le pertenece en la vida de todos los cristianos”.