Participan los presidentes de las Conferencias Episcopales miembros del CCEE, los responsables de los dicasterios vaticanos, los embajadores junto a la Santa Sede de los países europeos y algunas personalidades del mundo de la cultura y la comunicación.
El seminario es promovido por el CCEE junto al Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Entre los expositores figuran el profesor Philippe Capelle-Dumont, docente de la Facultad de Filosofía del Instituto Católico de París, en Francia, que hablará sobre "El contexto cultural de la Europa de hoy y el Evangelio"; Luca Volonté, parlamentario del Consejo de Europa, que hablará sobre "La contribución de los católicos en la vida social y política europea". Concluirá monseñor Salvatore Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.
El miércoles al concluir la audiencia general del Santo Padre, la presidencia del CCEE más una delegación mixta de obispos católicos y metropolitanos ortodoxos, entre los cuales estaba Gennadios de Sassina, patriarcado Ecuménico e Hilarion di Volokolamsk, patriarcado de Moscú, entregaron al Papa una edición especial de los Hechos del Fórum. La visita del CCEE a Roma concluirá el viernes 25 de noviembre, en audiencia privada con el Santo Padre y luego con el Secretario de Estado, Tarcisio Bertone.
Card. Bertone: “una sana laicidad o un laicismo intolerante”
El Secretario de Estado vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, participó del seminario y en su alocución expresó que “la Iglesia quiere ofrecer una nueva primavera con la nueva evangelización", un medio para valorar las nuevas semillas que brotan en un bosque antiguo", expresó.
Tras saludar a los participantes, el purpurado afirmó que "la nueva evangelización sucede en un mundo que se transforma" y que habla de Dios "en un contexto con frecuencia indiferente y muchas veces hostil". Esto ocurre principalmente en la Europa de hoy, en la cual "es cada vez más difícil distinguir entre verdad, errores y mentiras", y donde "un cierto pluralismo no quiere permitir que se distinga entre el bien y el mal".
"Al lado de una sana laicidad -continuó el Secretario de Estado- está presente un laicismo intolerante. El principio de la no discriminación con frecuencia es usado como arma en el conflicto de los derechos para construir una dictadura del relativismo que tiende a excluir a Dios, la dimensión comunitaria y pública de la fe o la presencia de símbolos religiosos, y que se coloca en conflicto abierto con los valores cristianos tradicionales: contra el matrimonio entre un hombre y una mujer, contra la defensa de la vida desde la concepción a la muerte natural".
La "evolución crítica" de los años setenta en Europa llevó a la "erosión" cultural y social de los valores tradicionales. La Iglesia Católica quiere con la nueva evangelización no solamente "salvaguardarse", sino también ofrecer "una nueva primavera, un medio para valorar las nuevas semillas que brotan en un bosque antiguo", expresó el purpurado.