El gobierno de Sharón ha tenido la desfachatez de afirmar que el Vaticano no condena el terrorismo contra Israel y de acusar al Papa Benedicto XVI de «dar licencia a los actos terroristas contra judíos». La reacción de la Santa Sede ha tardado, pero ha sido contundente: calificó de «mentirosas e insostenibles» las acusaciones del ejecutivo de Sharón, y expuso la lista de 23 intervenciones públicas en las que la Santa Sede ha condenado ataques terroristas contra Israel. En realidad, Sharón intenta hacer es encubrir su bloqueo a las negociaciones bilaterales con la Santa Sede, con la que Israel no cumple todavía los acuerdos de 1993 sobre propiedad eclesiástica, régimen fiscal y visados a religiosos. Según Joaquín Navarro-Valls, «ha sido una sorpresa penosa haber pasado por alto que, a lo largo de 26 años, la voz del Papa se ha alzado tantas veces, con fuerza y pasión, para condenar todo acto de terrorismo en Tierra Santa». El portavoz del Vaticano advierte que «las afirmaciones contrarias a la verdad histórica ayudan sólo a quien intenta fomentar la animadversión y los enfrentamientos y, desde luego, no sirven para mejorar la situación». Si no ha habido una condena automática en cada uno de los casos de terrorismo contra Israel -muy frecuentes, igual que la represión mortal de civiles palestinos-, se ha debido entre otros motivos, según el portavoz, «a que los atentados contra Israel eran seguidos de inmediatas reacciones israelíes no siempre compatibles con el Derecho internacional. Habría sido imposible condenar los primeros y dejar pasar en silencio los segundos».

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