El grave daño y consecuencias de la “ideología de género”. Por  PABLO PERAZZO

 

El diálogo y comprensión acerca de la “ideología de género” es algo cada día más importante, en vistas a la manera como se quiere obligar a que los niños desde temprana edad tengan el “derecho” a optar por el género que ofrecen hoy en día los propulsores de esa ideología.

El “Colegio Americano de Pediatras” ha realizado un estudio en el que se abordan los peligros de la transexualidad y de la ideología de género. Este estudio se basa puramente en datos científicos y biológicos, e insta a los educadores y a los políticos a rechazar las políticas de adoctrinamiento que pretenden que los niños abracen de forma natural y saludable el cambio de sexo químico y quirúrgico.

Para empezar, cualquier estudiante inicial de medicina sabe y aprende muy claramente, que la sexualidad humana es un rasgo binario y biológico. Los genes ‘XY’ y ‘XX’ son marcadores genéticos de la salud. Lo normal en el diseño genético humano es ser concebido hombre o mujer. Este principio es evidente por sí solo. Además, también es importante entender que no sólo se trata de una evidencia física, sino que el sexo con el cual alguien nace involucra todas las dimensiones de la persona. Las tendencias personales, manera de pensar y acercarse a la realidad que lo rodea, inclinaciones y comprensión psicológica de la propia identidad, lo emocional y sentimental, la manera como uno se relaciona con la realidad que lo circunscribe, hasta la dimensión espiritual, que marca profundamente la identidad personal, desde la propia experiencia subjetiva, hasta la relación profunda con los demás y con Dios. Como se puede apreciar, hablar de sexualidad no se trata solamente de una cuestión genital, o algún tipo de “tendencia”.

Hay escasos niños o niñas que tienen esa confusión y desorientación sexual. Esto es real y sucede. Este desorden es considerado psiquiátricamente como un trastorno del desarrollo de la sexualidad (DSD). Son estudiados como trastornos que no se adecúan a la conciencia que se tiene de la propia identidad sexual. Pero que quede claro que son casos raros, y que se trata de una enfermedad. Así de claro lo encontramos en el Manual de Diagnósticos y Estadísticas de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-V). Según esta prestigiosa Asociación, está científicamente comprobado que el 98% de los varones y el 86% de las mujeres que durante la infancia tienen ideas o pensamientos confusos –en algunos casos– sobre su identidad sexual, finalmente aceptan su sexo biológico tras pasar por la pubertad.

El punto crucial es entender que nadie nace con “género” indefinido, lo cual “permite” que el niño decida cuál de los tantos géneros quiere ser. El asunto se pone aún más complicado pues la capacidad que tienen niños de más o menos 6 años, para entender qué significan esas posibilidades que se les concede, es prácticamente nula. El tema es aún más peligroso, pues no buscan el conocimiento o consentimiento de los padres, lo cual no sólo es un derecho que tienen, sino incluso el deber que les toca como padres, para orientar correctamente sus hijos en vistas a su realización personal. El gobierno está asumiendo de manera totalmente indebida la tarea que les toca a los padres, de educar y orientar a sus hijos según sus creencias.

Es sabido que además de la evidencia morfológica y visible que un niño o niña tiene al momento de su concepción, desde el vientre materno, con el encuentro del óvulo femenino con el espermatozoide masculino, también es fundamental y real el influjo socio-cultural, que poco a poco forma el desarrollo de la conciencia que uno tiene de sí mismo. Lo que se busca con la negación de la evidente sexualidad del concebido, es dar a entender que eso es simplemente algo acordado y definido por un grupo de personas. Lo cierto es que todo ser humano nace con sexo biológico. Ese concepto de género es una construcción socio-cultural, no algo biológico y natural, que es la sexualidad masculina o femenina con la que un bebé nace. Es decir, el joven elige su “género” influenciado por el entorno socio-cultural en el que vive, sin importar el sexo real con el que nace. Otro dato a tener en consideración, que puede demostrar los reales peligros de esta ideología, es que en Suecia, uno de los países más a favor de la inclusión y normalización de la ideología de género, los suicidios se disparan. Si permitimos esa difusión cultural ideológica, se favorecerá tristemente, que jóvenes que están reafirmando su propia identidad sexual, empiecen a ver como algo normal la posibilidad de aceptar esos pensamientos sexualmente equivocados. Por decirlo de una manera más coloquial, no hay ningún problema que alguien se cambie “sexo”. Mejor dicho: “género”.

Teniendo todo esto en cuenta, queda claro que lo único que importa realmente es la toma de conciencia personal, con la que el joven crece, y se va definiendo a lo largo de los años; para nada el sexo real con el que nace. Ser masculino o femenino es simplemente una imposición de una anticuada, rígida y discriminatoria cultura tradicional, que está asociada normalmente a la religión, razón por la que buscan silenciar y menospreciar cualquier pronunciamiento de autoridades religiosas.

La formación y maduración de la conciencia juvenil está bajo el influjo de poderosas fuerzas. Cada vez más los medios de comunicación y artistas famosos están en su mayoría “comprados” por esta minoría autoritaria ideológica que bajo la bandera democrática de la total libertad personal buscan redefinir la cultura socio-cultural en que vivimos. Las nociones que secularmente han sido aceptadas de la existencia y complementariedad entre ambos sexos, poco a poco van desapareciendo para dar paso a esta nueva propuesta ideológica del género. Esto lleva progresivamente que el púber considere que no hay ningún problema en que deje las “riendas sueltas” para escoger cualquier tipo de género, renunciando a su verdadera identidad.

El pasado diciembre de 2016 una importante y prestigiosa revista internacional hizo una polémica portada en la cual mostraba –bajo el título “Gender Revolution” (Revolución de Género)– un niño transexual de 9 años, promoviendo una agenda política clara, aprovechándose “de la ciencia y del bienestar de niños inocentes”. Esta edición fue considerada como un “ejemplar histórico”. Además, muestra entrevistas a niños de 80 países alrededor del mundo que expresan su “frustración” por no encajar en el hogar en el que han nacido. El niño que aparece en la portada aparece vestido de rosa de los pies a la cabeza –literalmente– y dice la frase: “La mejor cosa de ser una niña es que ya no tengo que pretender que soy un niño”. Narra a la revista las dificultades por las que pasó cuando decidió “convertirse” en una chica. Además, cuenta que “todo de ser una chica es bueno”. Esta publicación es apenas otro ejemplo más de la campaña promovida desde organizaciones internacionales como la ONU, Planned Parenthood, etc… a favor de normalizar la ideología de género y todo lo denominado como ‘LGTB’. Una iniciativa destinada sobre todo a los niños, con el objetivo de “moldearles” e imponerles esta doctrina desde edades tempranas. Que haya personas que crean en esta ideología no es el problema. Las personas tienen la libertad de pensar y creer lo que quieran. Lo que está totalmente equivocado es querer imponer, a través de la nueva malla curricular, una manera de pensar que confunda, desoriente y vaya en contra de las creencias familiares. El combate que vemos de millares de padres contra ese currículo no es que nadie pueda pensar lo que esa ideología enseña, sino que no sea enseñada a los niños como si fuera la aproximación real y adecuada a nuestra condición sexual, o de género. Los papás, por si acaso, tampoco están en contra que se enseñe que debemos vivir en una sociedad en la que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres. En el campo político, laboral o el que deseen. Pero de ahí, a decir que la sexualidad es una simple invención de los hombres, hay mucha diferencia.

Finalmente, el “Colegio americano de Pediatras” alerta también el riesgo que supone promocionar casos como el niño de la portada. “El uso prolongado de tal cantidad de hormonas para provocar el cambio de sexo pone en riesgo a estos niños de poder sufrir problemas cardiovasculares, enfermedades cardíacas, diabetes o incluso cáncer”, explica la presidenta de la asociación, Michelle Cretella. Además, están aquellos que haciendo operaciones químico-quirúrgicas cuando son niños o jóvenes, se arrepienten cuando son adultos, y no pueden hacer ya nada al respeto. La crisis existencial, las profundas heridas psicológicas, depresiones y demás consecuencias del dicho conflicto interior, es una realidad con la que personas así tienen que lidiar para el resto de sus vidas.

 

¿Qué tan difícil es decir si soy hombre o mujer?

La pregunta parece rara. Pero con todo lo que ya hemos reflexionado hasta aquí, que está ocurriendo actualmente, exige una profunda y muy seria reflexión. La propuesta de la “ideología de género” no puede ser acusada de modo superficial o desde un panorama general, motivado por un arranque de ira y pasión, lo cual es totalmente comprensible. Lo que buscan es hacer cada vez más presente y difundida en la cultura actual dicha ideología, permeabilizando las conciencias incautas, principalmente de nuestros niños y jóvenes. Sin mencionar personas maduras, con nivel universitario e incluso de posgrado, que aceptan como algo muy “natural” la propuesta ideológica, como una comprensión cada vez más “adecuada” de la cultura en que vivimos. Hablo de personas que, por ejemplo, tienen la trascendental tarea de educar las nuevas generaciones. Personas que tienen en sus manos la responsable autoridad para crear leyes e impulsar proyectos nacionales que se opongan o defiendan la auténtica naturaleza humana. Las razones por las que hacen o no hacen eso son muchas. Pero no viene al caso meternos en ese asunto ahora.

Es justamente por razones como esas, que se hace extremamente necesario estudiar, comprender y entender los alcances culturales e históricos, para demostrar y dejar claro los errores gigantes que tiene esa propuesta, que se impone de modo cada vez más descarado. Se necesita un estudio serio para desbaratar y contrarrestar esa perniciosa imposición social. No es una tarea fácil. Ya hay muchas personas e instituciones que están luchando en ese sentido. Pero no podemos bajar la guardia, aceptando que la equivocada noción de género penetre nuestra cultura. Gracias a Dios, hay tantos millares de familias que todavía luchan por defender la vida y la familia, con valores auténticos, de acuerdo con leyes que están presentes en nuestra constitución y defienden los valores que son parte de la tradición histórica de nuestra Patria.

 

¿Qué significa la palabra “género”?

Está cada vez más presente en nuestro vocabulario cotidiano. Según el diccionario de la Real Academia Española, en su tercera acepción significa: “Grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico”. Esto significa que personas de ambos sexos pueden decidir el género que quieran ser, independientemente de su sexo. Dicho de otra manera: Personas de ambos sexos pueden formar parte de un mismo grupo en el que no interesa la biológica diferencia sexual, sino más bien la manera como socio-culturalmente se ve a las personas. Ya no importa nacer hombre o mujer, aunque sea un rasgo evidentemente claro. Parece que no pudiéramos decir en este caso la conocida expresión: “La realidad se impone”. Más bien, cuanto más avance esta comprensión tergiversada de nuestra sexualidad –que según estos no existe– más gravemente difícil será recuperarnos cuando la realidad se imponga.

 

Fuente:  Artículo completo de Pablo Perazzo