“Déjalos ser” Padres permisivos, hijos destruidos

En el libro Padres permisivos, hijos tiranos , el pedagogo francés Aldo Naouri, denuncia que una excesiva permisividad de los padres en la educación de los hijos, puede provocar en un efecto gravemente negativo, similar a la tiranía. Aldo Naouri afirmó que el hijo, en su condición de niño o adolescente,  se ha convertido en un «tirano doméstico» porque todo lo que los padres procuran principalmente esta ordenado para darle placer y comodidad, constituyendo en la frustración como el «motor de la educación, para enseñarle lo que es la vida». Es decir, es utilizado como motivación, para impulsas las buenas acciones, el temor a la frustración, que es la privación de la comodidad y el placer.  Una vida fundada en este criterio, atenta gravemente contra la dignidad humana y todo sentido trascendental, guiado por la Fe.  La antropología y le ética, colocan como base primordial, de la conducta humana, la búsqueda del bien y de la verdad. De tal modo que la voluntad y el razonamiento, son capaz de abrazar el sacrificio y el dolor en la búsqueda de dichas metas, trascendentes. Este parámetro le concede a la experiencia humana, tal grado de libertad y autonomía, que no es la falta de placer o comodidad lo que le motiva, sino que incluso, la sensación de bienestar que le otorga el valor del sacrificio, esfuerzo, desprendimiento y compromiso desinteresado, otorgan a la voluntad y la razón, que el gozo moral y humano por la convicción de realización, supera con creces la paupérrima sensación de comodidad y placer. De ahí que quien fue educado en este ámbito permisivo termina deprimido, angustiado, triste e insatisfecho. Vive solo para sí mismo y considera su entorno y a quienes le rodean en función de su propia satisfacción; termina abandonando el cuidado de su hábitat y su entorno, por que su percepción de restringe a lo que pueda equiparar con su necesidad de placer y comodidad.

El presidente de la Red Europea de Defensores del Menor, Javier Urra, dijo que «los padres deben tener una igualdad de roles entre ellos, dejar de ser amigos de sus hijos y empezar a tomar decisiones e inculcarles valores morales». Urra explicó que en la sociedad actual hay tres tipos de padres: «encantadores, permisivos que dejan hacer a sus hijos lo que quieran y desaparecidos que no se atreven a educar». El actual modelo educativo y las relaciones familiares, «están creando individuos «irresponsables e infelices; jóvenes angustiados desde la infancia, que tienen conductas egoístas y poco razonables». Naouri destacó la importancia que tiene que la relación de familia sea jerarquizada,con autoridad definida, de mayores a menores; no con parvedad e incoherencia entre los roles, los que confunde y quiebra el espacio de confianza y responsabilidad. Hay ámbitos democráticos, en la familia, en la que todos deben ser consultados, pero un ejercicio cotidiano de respeto, responsabilidad y autoridad clara y dialogada, en la que la estructura natural, definidos y distintos, en los que no se confunden los ámbitos y exigencias, de modo que el sacrificio y esfuerzo personal y común se centran en el “Bien auténtico de todos y no solo de uno”.  Este modelo de coexistencia crea «padres y madres de calidad», que los beneficia en la relación con los hijos; ellos necesitan ser dirigidos mediante reglas y no bajo estímulos o agresiones. La educación es «una banda de protección» alrededor de los hijos que canaliza su energía hacia el futuro, para evitar que se conviertan en seres movidos por impulsos y les enseña a vivir respetando unas reglas social y democrática.

Aldo Naouri, pedagogo francés

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