La violencia y la persecución no dan treguas a los cristianos nigerianos. Dos hombres armados entraron  ayer a una iglesia en la ciudad de Gome y abrieron fuego contra los fieles que allí estaban en oración.
Seis personas murieron y diez quedaron heridas gravemente. El atentado ocurrió a las 19:30 horas del jueves.
El miércoles, tres ataques con bomba ya habían alcanzado ciudades del noreste nigeriano, la misma región donde fue decretado el estado de emergencia por causa de actos terroristas anticristianos.
Los radicales islámicos del grupo Boko Haram, que reivindicaron estos atentados, habían dirigido un ultimátum a los cristianos para que abandonasen el Norte de Nigeria hasta ayer, jueves.
En entrevista hecha para la Radio Vaticana, Mons. Ignatius Ayau Kaigama, arzobispo de Jos, declara: "Estoy terriblemente triste…Estas personas matan cristianos mientras rezan y lo hacen casi todos los días; es un pecado gravísimo.
No sé lo que podemos hacer ahora. Este grupo fundamentalista no sabe nada sobre la sacralidad de la vida. Para ellos es suficiente matar, destruir y crear divisiones entre cristianos y musulmanes; es éste su objetivo".
No podemos más reunirnos para rezar, ni de día ni de noche, y eso es una barrera para nosotros y para el Evangelio. Es como si estuviésemos en una prisión, afirma el Arzobispo nigeriano.

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