Se dio a conocer el mensaje del Santo Padre para la Cuaresma 2012, en el que reflexiona sobre el versículo 24 de la Carta a los Hebreos: “Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras”.

     El mensaje fue presentado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el cardenal Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, acompañado por los monseñores Giampietro Dal Toso y Segundo Tejada Muñoz, respectivamente secretario y subsecretario de ese dicasterio.

     “Sabemos que el Mensaje de Cuaresma -dijo el cardenal Sarah- contribuye a tener vivo en los fieles el sentido de la atención al bien del prójimo, de la comunión, del interés, de la compasión y de la división fraterna de los sufrimientos del indigente. Pero, más allá de este hecho tan importante, hay otro aspecto de la vida cristiana que el texto de este año pone de relieve. Se trata de la corrección fraterna”.

“La caridad nos enseña que nuestra responsabilidad hacia los demás no se centra sólo en su bien material, sino también en el moral y espiritual. No podemos callar que una determinada ideología que exaltó los derechos del individuo pueda desembocar en el aislamiento y la soledad de las personas. Cuando, en nombre del individualismo, se niega la llamada a la comunión, nuestra humanidad sale perjudicada, engañada por el espejismo de una felicidad imposible, obtenida en soledad. Por eso, podemos ayudarnos recíprocamente descubriendo que somos responsables los unos de los otros”.

     “A la luz de la corrección encaminada hacia la verdad y la caridad -prosiguió el purpurado- se lee también la acción de la Iglesia en el mundo contemporáneo. A veces se piensa incluso que sea el deseo de poder o su nostalgia lo que dicta la preocupación de la Iglesia, su oponerse con decisión a algunas manifestaciones de la cultura actual”.

     “No: lo que mueve a la Iglesia es su sincero interés por el bien de la persona en concreto y del mundo. Su acción no se inspira en la condena ni en la recriminación, sino en la justicia y la misericordia que tienen el valor de llamar a las cosas por su nombre. Sólo así se iluminan las raíces del mal que no dejan de fascinar también a las mentes del mundo moderno. Esta tarea se llama misión profética”, afirmó el cardenal Sarah.

Mensaje para la Cuaresma 2012

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