Cuando la bomba estalló este domingo en la iglesia nigeriana donde se encontraban, al final del oficio de Navidad, algunos heridos se precipitaron hacia un sacerdote para recibir la extremaunción y otros corrían para guarecerse en medio de gritos y de humo.
"Era realmente terrible", cuenta el sacerdote Christopher Barde.
"Algunas personas heridas vinieron hacia mí. ¡Padre bendígame! Es lo que hacen los católicos, al recibir la Unción de los enfermos. Eso les da fuerza. Si el herido muere, eso lo reconcilia con Dios", explica el Padre Barde.
Según cuenta, uno de los heridos tenía el intestino al aire.
Cinco atentados reivindicados por una secta islamista ensangrentaron el día de Navidad en Nigeria, causando al menos 40 muertos en el país.
El más sangriento golpeó por la mañana la iglesia de Santa Teresa en Madalla, a las afueras de la capital, Abuja.
La explosión reventó el tejado y agujereó las paredes.
Al menos 35 personas murieron en ella.
El sacerdote Christopher Barde y otros religiosos prestaron ayuda a los heridos. Antes de la llegada de las ambulancias suplicaron a los fieles que usaran sus coches para evacuarlos, pero el pánico y el miedo a otra explosión hicieron huir a todo el mundo.
"Empezamos a suplicar a la gente que trajeran sus coches pero tenían miedo a otra explosión", relata Francis Aniezue, uno de los responsables de la iglesia. "Hemos utilizado los vehículos de la iglesia para evacuarlos".
Tras la explosión cundió el caos. Jóvenes fuera de sí encendieron fuegos y amenazaron con atacar una comisaría cercana. La policía disparó al aire para dispersarlos y cerró el acceso de una importante carretera para permitir que los socorristas hicieran su trabajo.
Otro sacerdote, Isaac Achi, apunta con el dedo a los coches calcinados de las inmediaciones de la iglesia. Hay gente que murió en su interior.
"Ve, muchos de los vehículos se incendiaron", cuenta. "Los propietarios no pudieron salir de ellos. En el coche que ve allí, en la carretera, es una familia entera. Cinco personas murieron en su interior".
"Me explicaron que la mujer no había podido venir a la iglesia, pero el marido y cuatro hijos: todos muertos. Mujeres embarazadas, bebés, todo el mundo fue alcanzado", agrega el padre Achi.
Benjamin Ekwegbali, un asistente social de la iglesia asegura que había "cuerpos por todas partes".
"Cuando la misa terminó, salimos todos. Acababa de pasar por delante de la iglesia cuando oí una explosión. Un ruido muy fuerte", recuerda.
"Todo se puso a temblar. Cuando me di la vuelta para ver lo que había pasado, era difícil ver algo. Todo estaba oscuro, había fuego, la gente corría en todos los sentidos", describe.
La mayoría de las muertes se produjeron en una iglesia de Madalla, cerca de Abuya, la capital de Nigeria, donde se realizaban festejos de Navidad. Otros explosiones se registraron en Jas y Damaturu. El grupo islamista Boko Haram, que había realizado amenazas durante la semana previa, se atribuyó los ataques terroristas.
El grupo islamista radical Boko Haram (término que en lengua de la etnia local hausa significa "la educación occidental es pecado") reivindicó los ataques, según la agencia de noticias DPA.
El presidente del país, Goodluck Jonathan, cristiano originario del sur, calificó el incidente de "desafortunado" y aseguró que los Boko Haram no durarán "para siempre".
El coordinador de la Agencia Nacional de Emergencias de Nigeria (NEMA), Slaku Luggard, confirmó la muerte de al menos 39 personas en el atentado, informó la agencia de noticias nigeriana NAN.
Toda la zona fue acordonada por la Policía, que además debió actuar para sofocar a miles de jóvenes que habían comenzado a bloquear la principal autopista que comunica Abuya con la zona norte del país, de mayoría musulmana.
Las fuerzas de seguridad dispararon al aire y utilizaron gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes.
Otras dos explosiones -también producidas durante el rezo de Navidad- se produjeron en las ciudad de Jos, en el centro del país, y Gadaka, en el noreste.
En la ciudad de Jos -donde hace un año varias explosiones causaron la muerte a 32 personas- al menos una persona murió hoy producto del ataque.
El tercer ataque, en Gadaka, causó heridas a varios residentes, mientras la policía de la localidad norteña de Damaturu informó de un nuevo ataque en el fallecieron tres agentes de seguridad y un atacante suicida.
La organización reivindicó varios atentados durante los últimos meses en una región remota del noreste del país africano.
El pasado 26 de agosto, el grupo asumió la autoría del ataque contra un edificio de la ONU en Abuja que acabó con la vida de una veintena de personas. Boko Haram exige la aplicación estricta de la sharía (ley islámica) en Nigeria.
El portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, condenó los atentados perpetrados y señaló que, "desgraciadamente, este caso es una nueva muestra de la crueldad y del odio ciego y absurdo que no muestra ningún respeto por la vida humana y busca provocar y alimentar más odio y confusión".
"Estamos con los sufrimientos de la Iglesia y de todo el pueblo nigeriano, puesto a prueba por la violencia terrorista en estos días que deberían ser de alegría y de paz", añadió.
Lombardi aseguró que desde el Vaticano rezan por las víctimas y señaló que "esta violencia sin sentido no puede socavar la voluntad de convivencia pacífica y diálogo en el país".
El año pasado murieron al menos 80 personas como consecuencia de los ataques perpetrados durante las festividades navideñas.
Con 150 millones de habitantes, Nigeria es el país más poblado del continente africano.

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