El Papa Francisco llamó a los sacerdotes a rechazar “la búsqueda de las satisfacciones mundanas” y más bien abrazar la cruz con una vida de oración y con los sacramentos.


Jesús nos llama desde nuestra pobreza, desde nuestra fragilidad, debemos responder a esa llamada con un propósito perenne de conversión”. Esto implica “rechazar el carrerismo, la doble vida, la búsqueda de satisfacciones mundanas, abrazando la cruz, las mediaciones de la Iglesia: sacramentos, vida de oración, ascesis, etc.”, establece el Sucesor de Pedro.


El Santo Padre hizo este llamado el Sábado 28 de Marzo durante la audiencia con un grupo de sacerdotes de la Arquidiócesis de Barcelona (España) que se dedican a la pastoral juvenil.

“Jesús nos llama desde nuestra pobreza, desde nuestra fragilidad, debemos responder a esa llamada con un propósito perenne de conversión. Rechazar el carrerismo, la doble vida, la búsqueda de satisfacciones mundanas, abrazando la cruz, las mediaciones de la Iglesia: sacramentos, vida de oración, ascesis, etc.”, señaló el Pontífice.


DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS SACERDOTES DE LA PASTORAL JUVENIL DE LA DIÓCESIS DE BARCELONA

Sala Clementina
Sábado, 28 de enero de 2023

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Queridos hermanos, gracias por sus palabras, es para mí un gran gozo acogerles hoy aquí, en esta atmósfera de alegría y celebración en la que el clero en torno a su Pastor viene a la casa de Pedro para reafirmar su comunión y relanzar su espíritu apostólico.

La experiencia de los apóstoles siempre tiene un doble aspecto, personal y comunitario. Van juntos y no podemos separarlos. Somos, sí, llamados individualmente, pero siempre para ser parte de un grupo más grande, caminar juntos escuchando antes de hablar, saber colocarnos según convenga, también en medio y atrás, no sólo delante.

Jesús nos llama desde nuestra pobreza, desde nuestra fragilidad, debemos responder a esa llamada con un propósito perenne de conversión. Rechazar el carrerismo, la doble vida, la búsqueda de satisfacciones mundanas, abrazando la cruz, las mediaciones de la Iglesia: sacramentos, vida de oración, ascesis, etc. Al mismo tiempo, ser capaces de misericordia precisamente porque tocados por la misericordia del Señor, no dando lecciones sino testimoniando una experiencia de intimidad con Dios.

Buscar la fraternidad en todos los ambientes sociales, aprender y enseñar a acoger a todos, a trabajar con todos, a buscar soluciones de consenso que tengan un amplio respiro. No enrocarnos nunca, ni en el grupo cristiano al que pertenecemos, ni en la responsabilidad que se nos confió, vivir con un espíritu libre, en sana indiferencia.

Que el Señor los bendiga y la Virgen Santa les cuide, y no se olviden de rezar por mí.


 

Fuente: Religión Confidencial

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