Bagdad, Irah (FD).- Los ataques contra cinco iglesias cristianas en Bagdad, el sábado, al inicio del Ramadán, el mes sagrado de ayuno de los musulmanes, son un intento de atizar los odios religiosos en este país, donde las minorías viven en permanente amenaza, estimaron varios responsables.“Los terroristas tienen un único objetivo: atizar el odio en el seno de la sociedad iraquí. Pero no podrán resquebrajar nuestra unidad”, declaró Yunadam Kanna, representante cristiano del Consejo Nacional (Parlamento provisional). «La situación es muy grave. Los cristianos viven en la pesadilla de ser atacados de improviso en sus casas, secuestrados y matados, por grupos de terroristas radicales islámicos. Mosul era un tiempo atrás una ciudad muy tranquila, pero ahora se ha hecho imposible la vida para nosotros». Dice una religiosa iraquí, protegida por el anonimato por razones de seguridad. La religiosa cuenta una experiencia que le ha tocado de cerca: «Se está realizando una verdadera caza al hombre y a la vida se ha transformado para las familias cristianas en una pesadilla. Hace algunos días un pariente mío fue sacado de su casa y secuestrado durante cinco días. Lo mantuvieron atado y vendado, sin comida. Querían convertirlo al Islam, bajo amenaza de tortura. Él se resistió, luego la familia pagó a un rescate y el joven fue liberado. Pero muchos otros jóvenes como él no han tenido salvación y han sido matados.» «Las familias – dice – son amenazadas y están aterrorizadas. Todo es un caos y los cristianos es quienes sufren las consecuencias, porque no se vengan, son gente pacífica que no tiene armas. Las familias no envían ya los niños a la escuela, ni dejan salir a sus mujeres. Un sacerdote Caldeo fue amenazado y obligado a huir porque celebró el funeral de un joven cristiano que había sido asesinado. Por ello, la huida de los creyentes en Cristo de Irak, continúa: muchos están huyendo hacia Siria y Jordania, o al norte de Irak, en la zona curda».sábado se registraron cinco ataques con bombas contra cinco iglesias en Bagdad, y aunque no hubo víctimas, produjeron importantes daños materiales. Los atentados no habían sido reivindicados. “Las casas de Dios están abiertas a todos, no podemos cerrarlas. Exhortamos (a los autores) que no se metan con los lugares de culto, independientemente de la confesión que sean”, instó por su parte el patriarca caldeo Emmanuel Delly. A principios de octubre, siete cristianos murieron en una emboscada en el sur de Bagdad. Numerosos cristianos que trabajaban como intérpretes con las fuerzas estadounidenses también han tenido un final trágico.

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