Roma se hizo pequeña, grande el amor al Papa.

Cuatro Horas en Promedio Espera una Persona. Miles de personas se amontonan en la Plaza de San Pedro de Roma y las calles aledañas para dar su último adiós a Juan Pablo II, expuesto desde el lunes para los fieles ante el Altar Principal de la Basílica. Ninguna persona se detiene. Sólo hay unos segundos en los que la gente aprovecha para santiguarse o hacer una foto con la cámara del móvil. Pese a todo, la espera media estimada es de cuatro horas. La Plaza y sus aledaños están abarrotados sin interrupción desde ayer, cuando se dispuso al Pontífice en la Basílica de San Pedro, frente al Baldaquino. El Vaticano informó hoy por la tarde que el promedio de fieles que desfilaron hoy en San Pedro para saludar los restos mortales de Juan Pablo II fue de entre 15.000 y 18.000 por hora, según las estimaciones de la alcaldía y la prefectura. La Santa Sede agregó que, teniendo en cuenta esa afluencia, al finalizar el día alrededor de 600.000 fieles habrán desfilado ante el catafalco. Siempre a partir de esos datos, para mañana se prevén otras 600.000 personas, mientras que el lunes fueron 400.000 los que asistieron a San Pedro. Para el funeral, que se realizará el viernes con la participación de unos 200 gobernantes y millones de practicantes de la fe católica, está previsto un operativo de seguridad sin precedentes. La basílica ha permanecido abierta ininterrumpidamente excepto unas horas de madrugada para labores de limpieza y mantenimiento. El tiempo en el Vaticano además no facilita las cosas. Por la noche, mucho frío, y por el día un sol intenso. Las autoridades ya repartieron anoche mantas y durante la jornada se distribuyeron botellines de agua para evitar la deshidratación. Se calcula que sólo el lunes se repartieron gratuitamente unos 250.000 litros. Mientras, continúan llegando los peregrinos de todas las partes del mundo. En medio del fervor religioso, hay quien ve la oportunidad para dar un empujón al negocio. Ya se están empezando a oír las primeras voces críticas por los precios abusivos que se están cobrando por algunos bienes básicos.

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