(VIS).-Benedicto XVI recibió hoy al reverendo Samuel Kobia, secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y a los miembros de su delegación, que esta semana ha realizado una visita oficial a Roma. El Papa recordó que las relaciones entre la Iglesia católica y el CMI se desarrollaron durante el Concilio Vaticano II y que en 1965 «se estableció el Grupo de Trabajo Conjunto, como un medio de contacto y cooperación continuos». En noviembre, dijo, «se celebrará una consulta importante sobre el futuro del grupo con motivo del 40 aniversario de su fundación. Espero y rezo para que su objetivo y metodología de trabajo se definan siempre mejor, en beneficio de una comprensión, cooperación y progreso ecuménico más eficaces». «En los primeros días de mi pontificado señalé que «mi compromiso prioritario es trabajar sin ahorrar energías en la reconstitución de la unidad plena y visible de todos los seguidores de Cristo. Esto requiere (…) gestos concretos que entren en los ánimos y remuevan las conciencias, llevando a cada uno a aquella conversión interior que es el presupuesto de todo progreso en el camino del ecumenismo». El Santo Padre manifestó el deseo de que la visita del reverendo Kobia a la Santa Sede «haya sido fructífera y haya fortalecido los vínculos de comprensión y de amistad entre nosotros. El compromiso de la Iglesia católica en la búsqueda de la unidad de los cristianos es irreversible. Por eso -terminó-, deseo aseguraros que está dispuesta a seguir cooperando con el Consejo Mundial de Iglesias».

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