Un informe de la Congregación para la Evangelización pone en evidencia las tragedias que afectan a los menores – Califica la situación como «el mayor escándalo» de nuestro tiempo. En un informe, titulado «Herodes: la matanza de los inocentes continúa», la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos ha puesto en evidencia la situación en la que viven 860 millones de niños en nuestro planeta. «La aldea global es sólo una inmensa periferia para millones de niños desnutridos, vendidos, explotados, enfermos», denuncia la institución vaticana encargada de la propagación de la fe, que, para elaborar este estudio, se ha basado en datos de organismos internacionales y en información remitida por los misioneros católicos. El problema que se plantea no es baladí, pues como señala el texto, «cuando se habla de los derechos de los niños se habla de un problema que afecta a 2,2 millones de seres humanos, la mitad de los cuales viven en la pobreza». Además, el hambre, la explotación en el trabajo, el sida, la guerra, el abandono en la calle o la prostitución «roban la infancia» a buena parte de estos niños, para quienes, según la Congregación, «el futuro es una incógnita, el presente una pesadilla que debe recaer sobre las conciencias de los adultos». Explotación infantil. El informe revela que en el siglo XXI, mientras las nuevas tecnologías «consienten la mejora de las condiciones de trabajo» en los países más desarrollados, 211 millones de niños menores de 14 años son obligados a trabajar, de los cuales 120 millones lo hacen «a tiempo completo». Por si fuera poco, la mayoría de estos niños, 171 millones, «trabajan en condiciones arriesgadas, con maquinaria peligrosa, en la minería, sin luz y con poco oxígeno, o manejando materias tóxicas». El problema se reparte por todo el mundo, desde las «minas de Costa de Marfil, Sudáfrica o Colombia», hasta las «plantaciones de caña de azúcar de Brasil», aunque Asia es el continente más afectado por este fenómeno.

El documento señala que «en la raíz de muchas formas de explotación está el hecho de que en los países más pobres entre aquellos en vías de desarrollo, más de 50 millones de niños ni siquiera son registrados cuando nacen». Esta circunstacia les convierte en «clandestinos en su propia tierra» y les niega, para siempre, derechos fundamentales como la educación o la sanidad. Los «niños soldado» son otra forma de explotación infantil, más terrible si cabe, que también denuncia el informe. Más de 300.000 menores son «transformados en asesinos para matar sin piedad». La mayoría de estos «reclutas» tiene entre 10 y 14 años, pero la tendencia en los últimos años es a rebajar la edad, «porque los más pequeños son considerados como la mejor mano de obra para el uso de armas ligeras, para esconderse, huir y espiar».

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