Bajo el título «La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia», esta reunión dará por cerrado un año dedicado al sacramento y profundizará sobre un cierto alejamiento del mismo por parte de los fieles. A pesar de la fuerte apuesta de Benedicto XVI por la presencia de la China Continental este año, el Gobierno de Pekín no ha permitido a sus prelados participar en la asamblea. «Este sínodo se celebrará como cúlmen del año de la Eucaristía que tanto quiso el amado Juan Pablo II para dar de nuevo al pueblo cristiano la fe, el estupor y el amor hacia este gran sacramento que constituye el verdadero tesoro de la Iglesia», dijo Benedicto XVI en la presentación del sínodo el pasado 4 de septiembre. Según el Canon 342 del vigente Código de Derecho Canónico, el Sínodo de los Obispos es una asamblea de obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la estrecha unión entre el romano Pontífice y los obispos, compartir informaciones y experiencias para la búsqueda de soluciones pastorales. Así, el sínodo está formado por un número indeterminado de obispos, unos elegidos directamente por el Papa sin sujeción a regla alguna, otros propuestos por las conferencias episcopales y otros en representación de los institutos religiosos clericales.

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