(NE – eclesiales.org) La vida es sagrada en todas sus fases. Así lo afirmó el Papa Benedicto XVI, al recibir ayer a un grupo de miembros de la Unión Cristiano Social de la Dieta Bávara (el Parlamento de Baviera). En su discurso, el Santo Padre destacó asimismo el desafío que suponen los nuevos desarrollos científicos y tecnológicos. «El progreso de las ciencias -observó el Papa- puede ser una bendición o una ruina para el ser humano. Y los políticos a la hora de decidir sobre el uso correcto o incorrecto de la ciencia deben sopesar si guiarse por los principios de una utilidad superficial o seguir las leyes de Dios. Hombres y mujeres son responsables ante Dios, el dador de toda vida, de sus acciones, que deben respetar siempre la inviolabilidad de la persona -cuya vida es sagrada en todas sus fases- cuando se sirven de los nuevos descubrimientos científicos». Más adelante, reflexionando sobre la educación, el Papa subrayó que «la juventud debe contar con una sólida formación, basada no sólo en meros presupuestos tecnocráticos o económicos, sino en el patrimonio intelectual que responde a los nombres de Atenas, Jerusalén y Roma. En este contexto, querría mencionar la contribución especial e irreemplazable de las facultades teológicas a las universidades del país». El Papa finalizó recordando Munich, «ciudad que no olvido y de la que fui obispo (…) y donde se eleva el Mariensäule» (el monumento a María, Patrona de Baviera), y pidió que la Virgen ocupase siempre un lugar central en el corazón del pueblo bávaro.

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