(VIS).-El Salmo 110, «Las obras del Señor son grandes», fue el tema de la catequesis de Benedicto XVI durante la audiencia general de hoy celebrada en la Plaza de San Pedro, a la que asistieron 35.000 personas. El Papa explicó que «en este himno de alabanza y de acción de gracias existen muchos términos que definen a Dios en sus atributos y en su obra de salvación: piedad, ternura, justicia, potencia, verdad, rectitud, fidelidad, alianza, obras, prodigios e incluso alimento». El salmo se abre con el agradecimiento al Señor por sus obras «no sólo por parte del orante sino también de toda la asamblea litúrgica. Las obras indican los prodigios salvíficos del Señor, manifestación de su justicia, término que en el lenguaje bíblico indica el amor que engendra salvación». «La piedad -continuó el Santo Padre- es la gracia que envuelve y transfigura al fiel, mientras la ternura se expresa en el original hebreo con un término característico que recuerda las «entrañas» maternas del Señor, aún más misericordiosas que las de una madre». Benedicto XVI dijo que «este vínculo de amor comprende el don fundamental del alimento, y por tanto, de la vida, que en la interpretación cristiana se identifica con la Eucaristía». El final del salmo «está marcado por la contemplación del rostro divino, de la persona del Señor, manifestada a través de su nombre santo y trascendente. (…) El salmista invita a todos los fieles a cultivar el temor del Señor, principio de la verdadera sabiduría. Bajo este término no se esconde el miedo o el terror, sino el respeto serio y sincero, la adhesión genuina al Dios liberador». «Si la primera palabra del canto es de agradecimiento, la última es de alabanza: como la justicia salvífica del Señor «permanece para siempre», la gratitud del orante no conoce descanso, resuena en la oración «sin fin». Después de leer el resumen de la catequesis en italiano en las principales lenguas, el Santo Padre saludó a diversos grupos de peregrinos, entre ellos al cardenal Lubomyr Husar, arzobispo mayor de Lviv de los ucranianos, y a los obispos greco-católicos que le acompañaban.

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