Siete sacerdotes católicos fueron arrestados en China, despertando las dudas sobre el deseo expresado por el gobierno chino para mejorar las relaciones con el Vaticano con el nuevo Papa. Así lo expresó el jueves un grupo de defensa de los derechos humanos. China rompió lazos con la Santa Sede en 1951, dos años después de que los comunistas llegaran al poder, y expulsaran a los clérigos extranjeros. Los creyentes deben asistir a iglesias aprobadas por el Estado que prometen lealtad a Pekín en lugar de al Papa. La Fundación Cardenal Kung, con sede en Estados Unidos y dedicada a promover la Iglesia Católica en China, dijo que los sacerdotes fueron arrestados el miércoles por la tarde en la localidad de Wuqiu, en la provincia de Hebei, cerca de Pekín. Iban camino de un retiro espiritual dirigido por el obispo Jia Zhiguo que acababa de ser liberado de un período de vigilancia de un mes cuando el Papa Juan Pablo II estaba muriendo y el nuevo pontífice estaba siendo escogido, dijo la fundación. «Desafía la lógica», dijo Joseph Kung, presidente de la fundación, en un comunicado. «¿Cómo puede el gobierno chino por un lado proclamar al Papa Benedicto XVI y al mundo su voluntad de mejorar la relación entre China y el Vaticano y por otro arrestar a los sacerdotes del Papa?», añadió. El Vaticano estima que tiene unos ocho millones de seguidores en China, frente a los aproximadamente cinco que siguen la Asociación Patriótica Católica China, respaldada por el estado. La Santa Sede ha criticado a Pekín por la represión ejercida sobre la religión en el país más poblado del mundo y oficialmente reconoce a Taiwán.

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