¿Cual es la sangre que corre por las venas de la modernidad, el progresismo ideológico y los conciertos pacíficos de la tolerancia y la integración?
Violencia contra la vida, contra la familia, contra la Religión y Dios. De muestra miremos a España:
Dijo el Papa: «En España ha nacido una laicidad, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta».  «Y ese enfrentamiento, disputa entre fe y modernidad, ocurre también hoy de manera muy vivaz» (Benedicto XVI, 6 de noviembre 2010)
Viene todo seguido un pequeño listado de los hechos más destacables:
–          2009-2010: se intentó quemar, por dos vecces, la parróquia de Santa Catalina de Majadahonda.
–          Enero 2011: asalto a la capilla de la facultad de económicas de la Universidad de Barcelona. El 19 de enero las misas tuvieron que suspenderse.
–          11 de febrero 2011: sacrilegio y robo en la parróquia de Santa Catalina de Majadahonda.
–          10 de marzo 2011: 50 profanadores asaltan la capilla de la complutense en Somosaguas.
–          15 de marzo 2011: profanan la parroquia de la Ascensión del Señor en Carabanchel.
–          25 de marzo 2011: representantes políticos y culturales de la extrema izquierda (Gaspar Llamazares, Güili Toledo) participan en acto de apoyo a los asaltadores y profanadores de la capilla de la Complutense.
–          23-24 de marzo 2011: un grupo de encapuchados intenta quemar la iglesia de San Vicente de Sarriá en Barcelona.
–          1 de abril 2011: robo sacrílego en la parroquia de San Bernardo de Sevilla.
–          Semana Santa 2011: procesión atea el Jueves Santo en Madrid, con pasos con nombres hirientes y blasfemos.
–          14 de abril 2011: asalto sacrílego con robo en la iglesia de Santa María Magdalena, en Ciempozuelos en Madrid
–          27 de abril 2011: decapitan dos estatuas de la fachada de la Iglesia de San Esteban en Burgos.
–          11 de septiembre 2011: intento de quemar la iglesia de San Andrés en Madrid.

Si nos detenmos en algunos de los textos que el Papa ha pronunciado sobre el tema, merecen la pena estos tres:
“La evangelización de la cultura es muy importante en nuestro tiempo, cuando la ‘dictadura del relativismo’ amenaza con oscurecer la verdad inmutable sobre la naturaleza del hombre, sobre su destino y su bien último. Hoy en día, algunos pretender excluir de la esfera pública las creencias religioss, relegarlas a lo privado, objetando que son una amenaza para la igualdad y la libertad. Sin embargo, la religión es en realidad garantía de auténtica libertad y respeto…. Por esta razón os invito a vosotros, fieles laicos, a ser no sólo ejemplo de fe en público, sino también a plantear en el foro publico los argumentos promovidos por la sabiduría y la visión de la fe” (Homilía durante la misa en Glasgow, Inglaterra).
“Cada generación debe preguntarse: ¿cuáles son los requerimientos que los gobiernos pueden imponer razonablemene a sus ciudadanos? ¿Hasta dónde deben alcanzar? ¿Apelando a qué autoridad pueden resolverse los problemas morales? Estas cuestiones nos llevan directamente a los cimientos éticos del discurso público. Si los principios morales que sostienen el proceso democrático sólo estábn definidos por consenso social, la fragilidad del proceso se transforma en algo demasiado evidente” (Discurso en Westminster Hall, ante la Reina de Inglaterra y los políticos ingleses)
“En nuestra época, el precio a pagar por la fidelidad al Evangelio no es tanto el de ser quemados o descuartizados, sino el de ser considerdos irrelevantes, ridiculizados o escarnecidos. Pero aún así la Iglesia no puede abandonar el deber de proclamar a Cristo y a su Evangelio como realidad salvadora, la fuente de nuestra felicidad como individuos y el fundamento de una sociedad justa y humana” (Hyde Park,Inglaterra).
El Papa, en nombre de Cristo, nos ha llamado a la lucha pacifica contra el secularismo agresivo y violento. Habrá mártires. Los hay ya. Serán las víctimas de la ridiculización o de las balas. Pero estamos dispuestos a pagar el precio, como lo pagaron nuestros mayores, con tal de permanecer junto a Cristo, sin el cual no podemos vivir. Y, como ellos, venceremos.

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