DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS

El discernimiento Ignaciano es un método que ayuda a distinguir entre el buen espíritu, origen de los movimientos interiores que provienen de Dios, y el maligno, que milita en contra. San Ignacio parte de un presupuesto; en toda persona, existen tres “voces” internas; la del buen espíritu que viene de Dios, la del mal espíritu que viene del malo y una tercera que es las propias inclinaciones de uno. En este sentido, nuestra libertad también tiene algo que decir en los discernimientos.

Ignacio nos dejó Reglas de discernimiento para ayudarnos a navegar entre los vientos de la consolación y la desolación. Están las Primeras reglas, propias de los movimientos espirituales de una persona que va en camino de la conversión, y luego las Segundas reglas, propias de las mociones de una persona convertida que busca cómo servir al Señor. El proceso no es fácil. Uno puede auto engañarse, o ser engañado. Por eso, es bueno compartir los pasos de tu discernimiento con tu director o guía espiritual. Otras veces, un buen amigo es el mejor compañero del discernimiento.

Es obvio que no se discierne entre lo bueno y lo malo. Es impensable que sea la voluntad de Dios que una persona elija un camino malo. Es absurdo pensar que Dios quiere que uno cometa un pecado. Por eso, no se puede “discernir” sobre cometer un aborto. Uno puede pedir ayuda al Señor: la fuerza necesaria para no caer. Pero no se llama discernimiento.

 

Textos:

1)· Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola (PDF)

2)· Manual del Ejercitante (PDF)

 

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