Mucho se ha malinformado, sobre la vida juvenil del actual Santo Padre. La agencia EFE lo aclaró. En 1941 Joseph Ratzinger, de 14 años, y su hermano Georg se enrolaron en la Juventud Hitlerista cuando se convirtió en algo obligatorio para todos los adolescentes. Poco después, según contó en otro libro de memorias, “La sal de la tierra”, se le permitió abandonar la organización pues expresó su deseo de estudiar para sacerdote. En 1943, como otros adolescentes, fue reclutado a la fuerza para servir en una brigada antiaérea que defendió una planta de BMW en las afueras de Múnich. En mayo de 1945, miles de prisioneros de guerra alemanes marcharon por una carretera hacia la población bávara de Bad Aibling. Entre ellos estaba Joseph Ratzinger, de 18 años, quien días antes había arriesgado su vida al desertar del ejército alemán. “En tres días de marcha caminamos por la vacía carretera, en una columna que gradualmente se hizo interminable”, recordó el Papa en sus memorias, escritas muchos años después. “Los soldados estadounidenses nos tomaron fotografías… a fin de llevar a sus hogares recuerdos del derrotado ejército y de su desolado personal”, señaló. Como su predecesor, Juan Pablo II, Ratzinger estuvo marcado por la Segunda Guerra Mundial. Especialmente su decisión, a finales de abril o comienzos de mayo de 1945, de abandonar su unidad militar pudo haberle costado la vida. Las temibles unidades paramilitares de asalto nazi, las SS, tenían órdenes de fusilar a desertores en el lugar que los encontraran. Ratzinger contó en sus memorias que en cierta ocasión fue detenido por otros soldados. “Gracias a Dios eran soldados que estaban hartos de la guerra y no querían convertirse en asesinos”, escribió en su libro “Aus meinem Leben” (Acerca de mi propia vida), que abarcó el periodo 1927-1977. Los soldados lo dejaron ir y poco después Ratzinger logró reunirse con su padre, Josef, y su madre, María. Tras retornar a su hogar, llegaron soldados estadounidenses y establecieron su cuartel general en la vivienda que tenían sus padres, en las afueras de la población de Traunstein. La elección de Benedicto XVI sacudió asimismo el ámbito familiar de los Ratzinger. Su hermano Georg Ratzinger, de 81 años, quedó atónito ante la televisión, según relató su casera Agnes Heindl. “Se hundió frente al televisor y no pronunció palabra”, añadió Heindl en declaraciones a la agencia alemana dpa. “Nunca lo había visto así. El hermano del Papa aún no puede creérselo”, añadió. Georg Ratzinger es prelado y teme, según su casera, ver aún menos a su hermano menor. Pese a las tareas de Joseph Ratzinger en el Vaticano, ambos encontraban tiempo para verse al menos tres o cuatro veces al año en su Baviera natal, lo que ahora con seguridad no ocurrirá tan a menudo. Hasta hace un par de días el hermano mayor del papa Benedicto XVI afirmaba que éste no sería el elegido para suceder a Juan Pablo II.

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