El llamado del Pontífice y su reflexión sobre la difícil situación que se está viviendo en el país africano

 

«Diálogo y reconciliación» para el Congo. Es lo que pidió Benedicto XVI esta mañana, en un llamado que pronunció al final de la audiencia general en el Vaticano. Sus palabras llegaron mientras «siguen llegando noticias preocupantes sobre la grave crisis humanitaria» en el este del país, que «desde hace meses se ha convertido en el escenario de enfrentamientos armados y de violencias».

La situación en la nación más grande del África sub-sahariana empeoró el pasado 20 de noviembre, cuando los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23) –un grupo que, según un informe del Grupo de expertos de las Naciones Unidas sobre la RDC– tomó el control de Goma, la ciudad más grande de la región de Kivu del norte.

La llegada de los hombres de M23, según el Jesuit Refugee Service (JRS), provocó la fuga de 140 mil personas y la interrupción de la mayor parte de las actividades humanitarias en el resto del territorio. Después de alrededor de una semana, tras las negociaciones que emprendieron los rebeldes y los representantes del gobierno de la Conferencia Internacional de la Región de los Grandes Lagos, el M23 aceptó retirarse de Goma, a cambio de una mesa de negociaciones con el gobierno congoleño.

Pero Goma es uno de los diferentes escenarios del conflicto en el este del Congo. El 14 de noviembre, el JRS denunció el asesinato de por lo menos 18 personas en Masisi, en Kivu del Norte. Entre las víctimas había 4 mujeres y dos niños. Después de estos eventos, la población abandonó en masa la ciudad. A partir de entonces ha aumentado de forma preocupante la tensión entre las dos etnias de la zona, los hutu y los hunde.

En Kivu del norte, una región rica en minerales y muy contendida, las violencias no se han detenido. Según los jesuitas de la zona, se han registrado por lo menos 28 víctimas (en el periodo que va del 29 de noviembre a la fecha).

Como recordó el Papa, «a gran parte de la población hacen falta los medios básicos de subsistencia y miles de habitantes se han visto obligados a abandonar sus casas, para buscar refugio en otras partes». Por ello, el Pontífice volvió a llamar «al diálogo y a la reconciliación», y pidió que la comunidad internacional haga lo nencesario para sastisfacer la necesidad de las poblaciones».

Según el JRS, la misión de la Onu en la región y la comunidad internacional deben presionar para que se esclarezca y se dé a conocer «el conflicto olvidado de Masisi» y para garantizar «la protección de la población local».

 

 

«Llegaron a las 4 de la mañana y la aldea parecía el infierno. Tomé conmigo a mis 6 niños y huí a la selva sin comida ni vestidos. La gente corría hacia donde podía y vi a algunos niños caer al río», cuenta Lumoo, una mujer de 60 años.

 

En menos de dos semanas, Lumoo ha tenido que huir tres veces y recorrió unos 21 kilómetros para salvar a su familia.

 

«Nos sentimos constantemente en peligro. Sé que tendremos que seguir huyendo, porque explotará otra vez la guerra. Es necesario que intervengan las autoridades para garantizar nuestra seguridad. No podemos seguir así. La gente ya no puede y está perdiendo las ganas de vivir», explica Lumoo, que por el momento se encuentra refugiada con sus hijos en una escuela primaria.

 

ALESSANDRO SPECIALE

CIUDAD DEL VATICANO

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