Entonces, ¿quién es este del que oigo decir semejantes cosas?

Evangelio Diario y Meditación

+Santo Evangelio:

Evangelio según San Lucas 9,7-9. 

El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que pasaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: «Es Juan, que ha resucitado». 

Otros decían: «Es Elías, que se ha aparecido», y otros: «Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado». 

Pero Herodes decía: «A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es este del que oigo decir semejantes cosas?». Y trataba de verlo. 

+Meditación:

Crisóstomo, in Mat. hom. 46

Pasado mucho tiempo, y no desde el principio, se enteró Herodes de los prodigios que obraba Jesús. Es patente la soberbia del tirano (que no los conoció desde el principio). De donde se dice: «Y llegó a conocimiento de Herodes», etc.

Los pecadores temen lo que conocen y lo que ignoran, se asustan de las sombras, sospechan de todo y se estremecen al menor ruido. Tal es, en efecto, el pecado. Sin que nadie reprenda o vitupere a un hombre, él mismo lo da a conocer; sin que nadie lo acuse, él mismo lo condena y hace tímido y cobarde al delincuente. La causa de este temor se pone a continuación cuando dice: «Porque decían algunos».Habiendo oído Herodes los milagros que Jesús hacía, dijo: «Yo he degollado a Juan»; lo cual no decía por ostentación -sino para calmar su temor y tranquilizar su perturbado espíritu- recordando que él mismo lo había matado. Y como había degollado a Juan, añade: «Pues, ¿quién es éste?», etc.

Comenta Orígenes:  .El sol y la luna iluminan nuestros cuerpos. Así, Cristo y la Iglesia iluminan nuestro espíritu. Por lo menos los iluminan si nosotros no somos unos ciegos en el espíritu. Porque así como el sol y la luna no dejan de irradiar su claridad sobre los ciegos que no ven la luz, así Cristo envía su luz a nuestro espíritu. Pero esta iluminación sólo será efectiva si nuestra ceguera no les ofrece obstáculo. Pues bien, por de pronto que los ciegos sigan a Cristo gritando: “¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!” (Mt 9,27) y cuando hayan recobrado la vista, gracias a Cristo, serán iluminados por el esplendor de su luz.

    Pero no todos los que ven son iluminados de la misma manera por Cristo. Cada uno lo es según la medida de la que es capaz de recibir la luz (cf Lc 23,8ss)…No vamos todos a él por el mismo camino, sino cada uno va según sus propias posibilidades.(cf Mt 25,15)      

    


+Comunión Espiritual:

De Santa Margarita María Alacoque:  “Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado.” Amén.


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