La Virgen de Fátima vino a Chile, para iluminanros...

Esta visión, mostrada en la tercera de las apariciones de Fátima, proveyó a los pequeños un secreto en tres partes


El 13 de julio de 1917, la Virgen de Fátima mostró a los tres pastorcitos Lucía, Francisco y Jacinta, en la Cova da Iria (Portugal), una visión del infierno que muestra las trágicas consecuencias que trae la falta de arrepentimiento y lo que espera en el mundo invisible a quienes no se convierten.

Esta visión, mostrada en la tercera de las apariciones de Fátima, proveyó a los pequeños un secreto en tres partes. En la primera parte del secreto, donde el infierno fue mostrado, Nuestra Señora les dio a los niños una manera de ayudar a otros para que no se condenen:

“Hagan sacrificios por los pecadores, y digan seguido, especialmente cuando hagan un sacrificio: Oh Jesús, esto es por amor a Ti, por la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María”.


Una visión aterradora

En el libro La verdadera historia de Fátima del P. John de Marchi, relata cómo el padre de la pastorcita Jacinta, Ti Marto, presenció lo ocurrido en Cova da Iria aquel día.

Recordó que “Lucía jadeó de repente horrorizada, que su rostro estaba blanco como la muerte y que todos los que estaban allí la oyeron gritar de terror frente a la Virgen Madre, a quien llamaba por su nombre. Los niños miraban a su Señora aterrorizada, sin palabras, e incapaces de pedir socorro por la escena que habían presenciado”.

Más tarde, a petición del Obispo de Leiria, Lucía describió la visión en sus “Memorias”:

“Mientras Nuestra Señora decía estas palabras abrió sus manos una vez más, como lo había hecho en los dos meses anteriores. Los rayos de luz parecían penetrar la tierra, y vimos como si fuera un mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban demonios y almas en forma humana, como tizones transparentes en llamas, todos negros o color bronce quemado, flotando en el fuego, ahora levantadas en el aire por las llamas que salían de ellos mismos junto a grandes nubes de humo, se caían por todos lados como chispas entre enormes fuegos, sin peso o equilibrio, entre chillidos y gemidos de dolor y desesperación, que nos horrorizaron y nos hicieron temblar de miedo (debe haber sido esta visión la que hizo que yo gritara, como dice la gente que hice). Los demonios podían distinguirse por su similitud aterradora y repugnante a miedosos animales desconocidos, negros y transparentes como carbones en llamas. Horrorizados y como pidiendo auxilio, miramos hacia Nuestra Señora, quien nos dijo, tan amablemente y tan tristemente: 

‘Ustedes han visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Es para salvarlos que Dios quiere establecer en el mundo una devoción a mi Inmaculado Corazón. Si ustedes hacen lo que yo les diga, muchas almas se salvarán, y habrá paz’.

Luego, después de la visión, María les indicó una oración esencial para ayudar a los pecadores: 

“Cuando ustedes recen el Rosario, digan después de cada misterio: Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita Misericordia”.

El P. de Marchi señaló que los niños comprendieron por qué la Virgen de Fátima pidió orar y hacer sacrificios por los pecadores. “Haz esto”, decía la Señora. “Es una cosa grande, buena y amorosa, y agradará a Dios que es Amor”.


Los Pastorcitos

 Los pastorcitos “se convirtieron, en su libre albedrío, en  co-redentores con Cristo. La visión del infierno que habían visto en julio no se borró de sus mentes. Oraron incesantemente. Ellos buscaban nuevos sacrificios. Rezando el Rosario, nunca se olvidaron de incluir la oración que Nuestra Señora les enseñó a decir después de cada decena”, indicó el sacerdote en su libro.


La segunda parte del secreto es sobre la devoción al Inmaculado Corazón

En la segunda parte María dice:

«Usted ha visto el infierno donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón».

Después de explicar la visión del infierno, María habló de una guerra que «iniciará durante el pontificado de Pío XI.»

Esta última fue la Segunda Guerra Mundial, que fue ocasionada, según las consideraciones de Sor Lucía, por la anexión de Austria a Alemania durante el pontificado de Pío XI (J. de Marchi, Temoignages sur les apparitions de Fatima, 346).

Además de la visión del infierno, el mensaje de la Virgen de Fátima indica que se debe orar el Rosario todos los días, hacer sacrificios y orar por los pecadores, practicar la devoción de los 5 primeros sábados de mes en honor del Inmaculado Corazón de María, y la consagración personal también a su Inmaculado Corazón.

Dos de los tres secretos revelados por la hermana Lucía en 1942 son:

1) «Ustedes han visto el infierno donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarles, Dios desea establecer en el mundo devoción a mi Inmaculado Corazón.»

2) «La Primera Guerra mundial terminara pronto. Sin embargo, si la humanidad no deja de ofender a Dios, otra guerra peor surgirá en el Reino del Papa Pío XI. Cuando ustedes vean una noche iluminada por una luz desconocida, sepan que éste es el gran signo que Dios les da, porque el va a castigar el mundo por sus crímenes a través de las guerras, el hambre, la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir esto, Yo vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión de reparación de los Primeros Sábados.

Si mi petición es acatada, Rusia se convertirá, y habrá paz. Si no, Rusia transmitirá sus errores a través del mundo, promoviendo guerras y la persecución de la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas; en el final mi Inmaculado Corazón triunfará. El santo Padre consagrara Rusia a mi la cual se convertirá, y algún tiempo de paz se le dará al mundo.”


Sobre el Tercer Secreto

Hay una entrevista al cardenal Oddi publicada en 1990, sobre su relación con el papa San Juan XXIII.

Él dice que a principios de la década de 1960, cuando actuaba como secretario de San Juan XXIII, le dijo “santo padre hay una cosa por la cual no puedo perdonarle”.

Y el Papa le preguntó que era, respondiéndole Oddi “que no haya revelado el tercer secreto de Fátima”.

El Papa le respondió “no hablemos de eso, te dije que no lo mencionaras”.

La interpretación del cardenal Oddi de esa contestación de Juan XXIII es que:

“De la actitud que el Papa Juan mostró durante nuestra conversación, deduje, pero es solo una hipótesis, que el Secreto podría contener una parte que podría tener un tono bastante desagradable”.

“San Juan XXIII había convocado al Concilio con la intención precisa de dirigir las fuerzas de la Iglesia hacia la solución de los problemas que afectaban  a toda la humanidad, comenzando desde donde las oscuridades atacaban fuertemente: desde adentro de la misma Iglesia

Es decir, tenía la intención de que el trabajo comenzara con la perfección evangélica perseguida por las personas consagradas…” (es decir desde la conversión, purgación y santificación del clero y religiosas).

“Pero todos sabemos que, a pesar de los grandes méritos del Concilio, muchas cosas tristes también tuvieron lugar.

Estas cosas tristes no se deben al Concilio, pero se llevaron a cabo junto con el Concilio” (bajo la apariencia de ser fruto del concilio de distribuyeron los errores que el mismo concilio procuraba eliminar).

“Pero cuando le pregunté durante una audiencia por qué en 1960, cuando la obligación de guardar el secreto había llegado a su fin, no había hecho pública la última parte del mensaje de Fátima, respondió con un suspiro de cansancio. Luego dijo: ‘No traigan ese tema conmigo, por favor…’”

Y abunda en su teoría sobre el tercer secreto de Fátima de la siguiente forma:

¿Qué sucedió en 1960 que se pudo haber visto en relación con el Secreto de Fátima?

“El evento más importante es sin duda el lanzamiento de la fase preparatoria del Concilio Vaticano II. Por lo tanto, no me sorprendería si el Secreto tuviera algo que ver con la convocación del Vaticano II…”.

Y todavía avanza, el cardenal Oddi, más diciendo:

“No me sorprendería si el Tercer Secreto aludiera a tiempos oscuros para la Iglesia: graves confusiones y apostasías problemáticas dentro del catolicismo mismo…

Si consideramos la grave crisis que hemos vivido desde el Concilio, las señales de que esta profecía ha sido cumplida no parecen faltar”.


El Martirio 

Esto se entronca también con una entrevista que le hizo,  en The Catholic World Report el historiador Kevin Symmons sobre el tercer secreto refiriéndose a una carta que Sor Lucía escribió al Papa Beato Pablo VI en 1944.

Symmons dice “En su carta, Sor Lucía habló sobre una “revuelta diabólica” que estaba siendo “promovida por los poderes de las tinieblas” con “errores” cometidos contra Dios, su Iglesia, sus doctrinas y dogmas.

Ella dijo que la Iglesia atravesaba una “agonía en Getsemaní” y que había una “desorientación mundial que martirizaba a la Iglesia”.

Agrega aún más:

“La discusión de la Hna. Lucía sobre la “agonía de la Iglesia en Getsemaní” y su martirio por una “desorientación mundial” parecía similar a la tercera parte del secreto, que describe un martirio global de la Iglesia mientras hace su camino hacia una cruz.


¿Qué causa este martirio?

En la segunda parte del secreto, Nuestra Señora advirtió acerca de la propagación de los “errores” de Rusia.

Esos errores causaron exactamente lo que Nuestra Señora predijo: guerras, persecuciones de la Iglesia y sufrimiento para el Santo Padre que fueron provocados por el Comunismo y su haciendo ascender el ateísmo a través de la revolución.

En junio de 1958, Sor Lucía le escribió al Papa Pío XII y le dijo que el comunismo alcanzaría su apogeo en la década de 1960.

Los errores del Comunismo hicieron infectar al mundo, llevando a la gente a rebelarse contra Dios y todo lo que es santo.

El periodista Antonio Socci escribe en la introducción de su libro “El Cuarto Secreto” que fue movido a la duda por un artículo del periodista italiano Vittorio Messori a propósito de la muerte de Sor Lucia.

Allí Messori hablaba de los numerosos escritos y “Cartas a los papas” que Sor Lucía habría dejado en su celda.

Messori aludía a la revelación vaticana del Tercer Secreto del 26 de junio de 2000 diciendo:

“Que en lugar de resolver el misterio, ha abierto otros: en lo referido a sus interpretaciones, sus contenidos y sobre la integridad del texto revelado”.

El fallecido padre Joaquín Alonso (+1981), quien por dieciséis años fue el archivista oficial de Fátima, y que había tenido numerosas entrevistas con la Sor Lucía, testifica lo siguiente:

“Por lo tanto es completamente probable que el texto haga referencias concretas a la crisis de fe dentro de la Iglesia y a la negligencia de los pastores mismos [y a las] luchas internas en el seno de la Iglesia y a una grave negligencia pastoral de la alta jerarquía…

En el período precedente al gran triunfo del Inmaculado Corazón de María han de suceder cosas terribles. Esto es lo que forma parte del Secreto.

Es muy posible que hable no solo de una crisis en la fe en la Iglesia durante el período precedente, sino que como en el caso del Secreto de La Salette, por ejemplo, haya referencias más concretas a las luchas internas de los católicos o a la caída de sacerdotes y la aprobación  de la religión.

Quizás inclusive se refiera a las fragilidades de la  jerarquía de la Iglesia. Puesto que ese asunto no es para nada extraño a otras comunicaciones que Sor Lucía ha recibido en este tema.”

Mons. Amaral, tercer obispo de Fátima, dijo lo siguiente sobre el Secreto en una conferencia en Viena, Austria, el 10 de septiembre de 1984:

“Su contenido concierne a la fe. Identificar el [Tercer] Secreto con anuncios catastróficos o con un holocausto nuclear es deformar el sentido del mensaje.

La pérdida de la fe de un continente es peor que la aniquilación de una nación; y es verdad que la fe está continuamente disminuyendo en Europa.”

Está luego la cita famosa del Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal de cuatro papas, incluyendo a San Juan Pablo II:

“En el Tercer Secreto se anticipa, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comienza en altos niveles”.

A partir de unas supuestas afirmaciones del Arzobispo Capovilla, de las que deducen la existencia de dos versiones del secreto (lo que cuenta con bajo nivel de fundamentos), y las controversias y versiones sobre el momento oportuno para darlo a conocer, si se puede deducir la importancia del contexto en el que se hizo pública la tercera parte del Secreto.  

 

La visión del “Obispo vestido de blanco” que está reproducida en las cuatro páginas escritas por la Hermana Lucía sería revelada inicialmente por el Cardenal Sodano, en conjunto con la interpretación de que el Secreto es una predicción del intento de asesinato del Papa Juan Pablo II en 1981, pero no agota el concepto de martirio del Vicario de Cristo, sino que se extiende a un padecimiento profundo y prolongado en la participación de la agonía, pasión y muerte del Señor Jesús.

Al mismo tiempo, el 13 de mayo del 2000, durante la ceremonia de beatificación de Jacinta y Francisco, el Papa Juan Pablo II aludiría a la “terrorífica” escena, del Tercer Secreto, en su sermón, por medio del libro del  Apocalipsis:

“Otro portento apareció en el Cielo; un gran dragón” (Ap. 12, 3). Estas palabras tomadas de la primera lectura de la Misa nos hacen pensar sobre una gran batalla entre el bien y el mal, mostrándonos como, cuando el hombre deja de lado a Dios, no puede alcanzar la felicidad, sino que termina destruyéndose a sí mismo…

El mensaje de Fátima es una llamada a la conversión, una alerta a la humanidad para que no tenga relación alguna con el “dragón”, cuya “cola barrió un tercio de las estrellas del Cielo, y las precipitó a la tierra”. (Ap. 12:4).

Los Padres de la Iglesia han interpretado siempre a “las estrellas del cielo” como los ministros de Dios, y las estrellas barridas por la cola del dragón indican un gran número de miembros del clero que caen bajo la influencia del Demonio.

Este habría sido el modo en que se puede interpretar que  San Juan Pablo nos ayuda a comprender que el Tercer Secreto también incluye una gran apostasía. Una revelación implícita del secreto, que está contenido en las Escrituras.


Un Mensaje Crucial

En una entrevista exclusiva concedida a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI–, el Cardenal Bertone habló sobre el tercer secreto de Fátima, cómo fue tomada la decisión de publicarlo y compartió sus recuerdos sobre los tres encuentros que tuvo con Sor Lucía, la única de los tres pastorcitos que vivió por más tiempo y que custodió el secreto hasta que fue publicado por el Vaticano en el año 2000, a pedido de San Juan Pablo II.

El Purpurado dijo que las apariciones de Fátima «confirman una noticia alentadora: que la Madre del Hijo de Dios Encarnado y nuestra Madre no abandona a la humanidad en el curso de la historia. Ella está presente y vela por la humanidad como portavoz y garante de la Misericordia de Dios. Ella es la mediadora de la salvación”.

El Cardenal Bertone explicó que en su camino a Portugal para el viaje apostólico de 2010, Benedicto XVI destacó que más allá de la gran visión del tercer secreto de Fátima sobre el sufrimiento del Pontífice, que se refiere al Papa Juan Pablo II, hay una indicación de realidades que implican el futuro de la Iglesia, que gradualmente van tomando forma y se hacen evidentes.

Esto significa, añadió, que “la visión implica la necesidad por una pasión de la Iglesia, que naturalmente está reflejada en la persona del Papa. Además el Papa representa a la Iglesia y de este modo son anunciados los sufrimientos de la Iglesia. El Señor nos dijo que la Iglesia estaría  constantemente sufriendo, de diferentes maneras, hasta el fin del mundo”.

San Juan Pablo II encomendó entonces al Cardenal Bertone, en su calidad de Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que se reuniera con Sor Lucía y le preguntara si el texto del secreto procurado a la Congregación donde él servía era auténtico.

El Cardenal Bertone se reunió con Sor Lucía tres veces cuando era Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Las reuniones tuvieron lugar el 27 de abril de 2000, el 17 de noviembre de 2001 y el 9 de diciembre de 2003.

El Cardenal  compartió detalles sobre su último encuentro con Sor Lucía. Dijo que uno de los temas principales de su última conversación fue sobre la reunión que la hermana Lucía tuvo el 11 de julio de 1977 con el Cardenal Albino Luciani, entonces Patriarca de Venecia.

El Cardenal Luciani sería elegido como Papa Juan Pablo I el 26 de agosto de 1978 y su papado duraría solamente 33 días.   

El Cardenal Bertone contó: «Ella cuidadosamente leyó el informe y entonces confirmó cada palabra y lo firmó al final. Entonces hice una pregunta precisa: ¿Predijiste la elección del Cardenal Luciani como Papa? ‘. Ella respondió con estas mismas palabras: ‘No recuerdo si le dije que iba a ser elegido Papa. Le dije a mi comunidad religiosa que había conocido a un buen Cardenal, un Santo Cardenal, y que si hubiera sido elegido Papa, iba a ser un buen Papa’».

El Cardenal Bertone añadió que la reunión entre el Cardenal Luciani y Sor Lucia trató sobre el declive de la fe en la Iglesia y otros problemas generales eclesiales.

El entonces Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe también recordó que Sor Lucía dijo que la Virgen estaba satisfecha con la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María.

Tanto Pío XII como San Juan Pablo II consagraron a Rusia al Inmaculado Corazón de María, aunque no hubo una mención explícita a la propia Rusia, un detalle que trajo mucha insistencia en que de hecho no había habido una consagración en absoluto.

El Cardenal Bertone subrayó que las referencias a esta son muy claras. En particular, recuerda la Carta Apostólica de Pío XII Sacro Vergente Anno, que habla claramente de la «consagración del pueblo de Rusia”.


Tercera parte del secreto de Fátima, revelado el 13 de julio de 1917 a los tres pastorcillos en la Cueva de Iria-Fátima y transcrito por Sor Lucía el 3 de enero de 1944. Fue hecho público por el Secretario de Estado, Cardenal Angelo Sodano, el 13 de mayo del 2000.

«Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.

«Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Angel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Angel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: ‘algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él’ a un Obispo vestido de Blanco ‘hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre’. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Angeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios”.


 

Comentario Teológico del Card. Joseph Ratzinger

El Comentario Teológico del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe está dividido en tres partes: Revelación pública y revelaciones privadas, su lugar teológico; La estructura antropológica de las revelaciones privadas; Un intento de interpretación del secreto de Fátima.

1) «El término ‘revelación pública’ designa la acción reveladora de Dios destinada a toda la humanidad, que ha encontrado su expresión literaria en las dos partes de la Biblia: el Antiguo y el Nuevo Testamento. Se llama ‘revelación’ porque en ella Dios se ha dado a conocer progresivamente a los hombres, hasta el punto de hacerse él mismo hombre, para atraer a sí y para reunir en sí a todo el mundo por medio del Hijo encarnado, Jesucristo.

En Cristo Dios ha dicho todo, es decir, se ha manifestado a sí mismo y, por lo tanto, la revelación ha concluido con la realización del misterio de Cristo que ha encontrado su expresión en el Nuevo Testamento».

2)La «revelación privada», en cambio, «se refiere a todas las visiones y revelaciones que tienen lugar una vez terminado el Nuevo Testamento; es ésta la categoría dentro de la cual debemos colocar el mensaje de Fátima.

La autoridad de las revelaciones privadas -prosigue el cardenal Ratzinger- es esencialmente diversa de la única revelación pública: ésta exige nuestra fe». La revelación privada, en cambio, «es una ayuda para la fe, y se manifiesta como creíble precisamente porque remite a la única revelación pública».

Citando al teólogo flamenco E. Dhanis, el prefecto para la Fe afirma que «la aprobación eclesiástica de una revelación privada contiene tres elementos: el mensaje en cuestión no contiene nada que vaya contra la fe y las buenas costumbres; es lícito hacerlo público, y los fieles están autorizados a darle en forma prudente su adhesión». «Un mensaje así puede ser una ayuda válida para comprender y vivir mejor el Evangelio en el momento presente; por esto no se debe descartar. Es una ayuda que se ofrece, pero no es obligatorio hacer uso de la misma».

El cardenal Ratzinger subraya también que «la profecía en el sentido de la Biblia no quiere decir predecir el futuro, sino explicar la voluntad de Dios para el presente, lo cual muestra el recto camino hacia el futuro».

La parte más importante del Comentario Teológico está dedicada a «un intento de interpretación del secreto de Fátima». Del mismo modo que la palabra clave de la primera y de la segunda parte del «secreto» es la de «salvar almas», «la palabra clave de este ‘secreto’ es el triple grito: ‘¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!’. Viene a la mente el comienzo del Evangelio: ‘paenitemini et credite evangelio’ (Mc 1,15). Comprender los signos de los tiempos significa comprender la urgencia de la penitencia, de la conversión y de la fe. Esta es la respuesta adecuada al momento histórico, que se caracteriza por grandes peligros y que serán descritos en las imágenes sucesivas. Me permito insertar aquí un recuerdo personal: en una conversación conmigo, Sor Lucia me dijo que le resultaba cada vez más claro que el objetivo de todas las apariciones era el de hacer crecer siempre más en la fe, en la esperanza y en la caridad. Todo el resto era sólo para conducir a esto».

3) Después, el prefecto de la Congregación para la Fe pasa revista a las «imágenes» del secreto. «El ángel con la espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios recuerda imágenes análogas en el Apocalipsis. Representa la amenaza del juicio que incumbe sobre el mundo. La perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas, hoy no es considerada absolutamente pura fantasía: el hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego».

«La visión muestra después la fuerza que se opone al poder de destrucción: el esplendor de la Madre de Dios, y proveniente siempre de él, la llamada a la penitencia. De este modo se subraya la importancia de la libertad del hombre: el futuro no está determinado de un modo inmutable, y la imagen que vieron los niños no es una película anticipada del futuro, de la cual nada podría cambiarse. En realidad, toda la visión tiene lugar sólo para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección positiva. (…) Su sentido es el de movilizar las fuerzas del cambio hacia el bien. Por eso están totalmente fuera de lugar las explicaciones fatalísticas del ‘secreto’ que dicen que el atentador del 13 de mayo de 1981 habría sido en definitiva un instrumento de la Providencia. (…) La visión habla más bien de los peligros y del camino para salvarse de los mismos».

Pasando a las siguientes imágenes, «el lugar de la acción -explica el cardenal Ratzinger- aparece descrito con tres símbolos: una montaña escarpada, una gran ciudad medio en ruinas, y finalmente una gran cruz de troncos rústicos. Montaña y ciudad simbolizan el lugar de la historia humana: la historia como costosa subida hacia lo alto, la historia como lugar de la humana creatividad y de la convivencia, pero al mismo tiempo como lugar de las destrucciones, en las que el hombre destruye la obra de su proprio trabajo (…) Sobre la montaña está la cruz, meta y punto de orientación de la historia. En la cruz la destrucción se transforma en salvación; se levanta como signo de la miseria de la historia y como promesa para la misma».

«Aparecen después aquí personas humanas: el Obispo vestido de blanco (‘hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre’), otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y, finalmente, hombres y mujeres de todas las clases y estratos sociales. El Papa parece que precede a los otros, temblando y sufriendo por todos los horrores que lo rodean. No sólo las casas de la ciudad están medio en ruinas, sino que su camino pasa

en medio de los cuerpos de los muertes. El camino de la Iglesia se describe así como un viacrucis, como camino en un tiempo de violencia, de destrucciones y de persecuciones. En esta imagen, se puede ver representada la historia de todo un siglo. Del mismo modo que los lugares de la tierra están sintéticamente representados en las dos imágenes de la montaña y de la ciudad, y están orientados hacia la cruz, también los tiempos son representados de forma compacta».

«En la visión podemos reconocer el siglo pasado como siglo de los mártires, como siglo de los sufrimientos y de las persecuciones contra la Iglesia, como el siglo de las guerras mundiales y de muchas guerras locales que han llenado toda su segunda mitad y han hecho experimentar nuevas formas de crueldad. En el ‘espejo’ de esta visión vemos pasar a los testigos de la fe de decenios».

El prefecto de la Congrenación de la Doctrina de la Fe afirma también que en el viacrucis de este siglo «la figura del Papa tiene un papel especial. En su fatigoso subir a la montaña podemos encontrar indicados con seguridad juntos diversos Papa, que empezando por Pío X hasta el Papa actual han compartido los sufrimientos de este siglo y se han esforzado por avanzar entre ellos por el camino que lleva a la cruz. En la visión también el Papa es matado en el camino de los mártires )No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del ‘secreto’, reconocer en él su proprio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado con las siguientes palabras: ‘fue una mano materna la que guió la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte’ (13 de mayo de 1994). Que ‘una mano materna’ haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones».

La conclusión del secreto, prosigue el cardenal Ratzinger, «recuerda imágenes que Lucía puede haber visto en libros piadosos, y cuyo contenido deriva de antiguas intuiciones de fe. Es una visión consoladora, que quiere hacer maleable por el poder salvador de Dios una historia de sangre y lágrimas. Los ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires y riegan con ella las almas que se acercan a Dios. La sangre de Cristo y la sangre de los mártires están aquí consideradas juntas: la sangre de los mártires fluye de los brazos de la cruz. Su martirio se lleva a cabo de manera solidaria con la pasión de Cristo y se convierte en una sola cosa con ella».

«La visión de la tercera parte del secreto tan angustiosa en su comienzo, se concluye pues con una imagen de esperanza: ningún sufrimiento es vano y, precisamente una Iglesia sufriente, una Iglesia de mártires, se convierte en señal orientadora para la búsqueda de Dios por parte del hombre (…) del sufrimiento de los testigos deriva una fuerza de purificación y de renovación, porque es actualización del sufrimiento mismo de Cristo y transmite en el presente su eficacia salvífica».

¿Qué significa en su conjunto (en sus tres partes), el «secreto» de Fátima?, se pregunta por último el cardenal Ratzinger. «Ante todo debemos afirmar con el cardenal Sodano: ‘los acontecimientos a los que se refiere la tercera parte del ‘secreto’ de Fátima parecen pertenecer ya al pasado’. En la medida en que se refiere a acontecimientos concretos ya pertenecen al pasado. Quien había esperado impresionantes revelaciones apocalípticas sobre el fin del mundo o sobre el curso futuro de la historia se desilusionará. Fátima no nos ofrece este tipo de satisfacción de nuestra curiosidad, lo mismo que la fe cristiana no quiere y no puede ser un mero alimento para nuestra curiosidad. Lo que queda de válido lo hemos visto de inmediato al inicio de nuestras reflexiones sobre el texto del ‘secreto’: la exhortación a la oración como camino para la ‘salvación de las almas’ y, en el mismo sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión».

«Quisiera al final volver aún sobre otra palabra clave del ‘secreto’, que con razón se ha hecho famosa: ‘mi Corazón Inmaculado triunfará’.¿Qué quiere decir esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este ‘sí’ Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre. El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios».

«Pero desde que Dios mismo tiene corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra. Desde aquel momento cobran todo su valor las palabras de Jesús: ‘padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo’ (Jn 16,33). El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa».

‘La publicación del Tercer secreto de Fátima es completa’

El 21 de mayo de 2016 el Papa emérito Benedicto XVI confirmó a través de un comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano que el Tercer Secreto de Fátima está publicado en su totalidad, es decir, no queda nada por ser revelado.

Benedicto XVI se vio obligado a realizar estas declaraciones después de que diversos medios de comunicación publicaran que el Vaticano no habría dado a conocer todo el contenido del mismo según afirmó un profesor alemán.

El comunicado enviado por la Santa Sede explicó lo siguiente: “algunos artículos publicados recientemente atribuyen al profesor Ingo Dollinger declaraciones según las cuales el cardenal Joseph Ratzinger, después de la publicación, en junio del año 2000, del Tercer secreto de Fátima, le habría confiado que dicha publicación no era completa”.

“A tal propósito, el Papa emérito Benedicto XVI comunica que ‘no ha hablado nunca con el profesor Dollinger acerca de Fátima’ y afirma claramente que las frases atribuidas al profesor Dollinger sobre ese tema son ‘pura invención, absolutamente no verdaderas’ y reitera decididamente: ‘La publicación del Tercer secreto de Fátima es completa’», añadió el comunicado.

La Tercera parte del secreto de Fátima fue revelado el 13 de julio de 1917 a los tres pastorcillos en la Cova da Iria y transcrito por Sor Lucía el 3 de enero de 1944.

Fue hecho público por el Secretario de Estado, Cardenal Angelo Sodano, el 13 de mayo del 2000.


La Tercera Parte según las recientes opiniones y análisis 

Desde la opinión del periodista Antonio Socci, según eñ cual el cardenal Joseph Ratzinger tiene un cambio de opinión siendo Benedicto XVI  en el año 2010.
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e dar soporte teológico a que el obispo vestido de blanco que es asesinado en la visión de Sor Lucía era Juan Pablo II y por lo tanto las profecías de Fátima se cumplían en el atentado de ese 13 de Mayo, a la idea que expresó de que la profecía no estaba cerrada, no hay una contradicción sino una profundización y amplitud de la compensión del contenido, y de la imagen de un Obispo vestido de blanco herido mortalmente.

Socci investiga y entonces encuentra una fecha que marca un punto de inflexión en el pensamiento de Benedicto XVI sobre Fátima: 13 de mayo de 2010.

Dice Socci:

“En ese momento la Iglesia estaba realmente bajo un fuerte ataque y en el aniversario de la primera aparición, el Papa decidió – muy rápidamente y sorpresivamente – ir al santuario de peregrinación portuguesa.

Allí, durante el viaje y durante su estancia, pronunció palabras sorprendentes que de hecho contradecían lo que había dicho hasta entonces en el Vaticano.

Benedicto dijo, ‘sería un error pensar que la misión profética de Fátima llegó a la conclusión.’

A continuación, en referencia a la ‘visión’, publicada en el 2000 por el Vaticano, explicó que – junto con el sufrimiento del Papa, que ‘puede referirse en primera instancia a Juan Pablo II’ – en el Mensaje de Fátima hay mucho más.

Porque ‘se indican realidades sobre el futuro de la Iglesia, que están tomando forma poco a poco y se muestran también los sufrimientos de la Iglesia y se anuncia… una pasión de la Iglesia’.

Entre la novedad del mensaje ‘también está el hecho de que no sólo vienen de ataques externos… sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado que existe dentro de la Iglesia’.

Y de hecho agregó ‘la más grande la persecución de la Iglesia no viene de sus enemigos de afuera, sino que surge de pecado dentro de la Iglesia’”.

Es cuando Benedicto XVI llega a la conclusión de que hay que volver a lo esencial, “la conversión, la oración, la penitencia y las tres virtudes teologales”.

Dice Socci que el Papa puso en marcha la alarma porque “la fe en muchas regiones del mundo, está en riesgo de apagarse como una llama que ya no se alimenta”.

Y esto, añadió el Pontífice, implica tiene un terrible reflexión sobre el mundo, debido a que “el hombre ha tenido éxito en el desencadenamiento de un ciclo de muerte y terror, pero no lo puede detener”.

Por lo tanto Socci concluye:

“En resumen, el 13 de mayo de 2010 el Papa deja claro: que el mensaje de Fátima no termina en el pasado, en el ataque a Juan Pablo II por Alì Agca.

Entonces usted necesita escuchar la exhortación de la Madonna a la conversión, la penitencia y la oración por la Iglesia que está bajo ataque (incluso desde el interior) y por la fe que se está apagando en muchas partes del mundo.

Y por último, porque la humanidad es probable que termine en un abismo”.

Esto constituye una advertencia dramática para la Iglesia y para la humanidad, sobre la que parece pesar una enorme espada de Damocles.

En el texto inédito publicado por las monjas, el diario de la hermana Lucía relata cómo se sobrepuso a la dificultad de escribir el ‘tercer secreto’ requerido por la autoridad eclesiástica.

Socci dice que el contexto específico del texto clave es de 1944.

Y se trata, de luego que Sor Lucía superara el terror de lo que había visto y oído antes, con la escritura por el tercer secreto de Fátima, que puede leer aquí.

La parte pertinente es la que sigue:

“Hacia las 16:00 horas del día 3 de enero de 1944, en la capilla del convento, ante el Sagrario, Lucía le pregunto a Jesús para hacerle saber su voluntad

Entonces siento que una mano amiga, cariñosa y maternal, me toca el hombro.

Es la Madre del Cielo, que me dice:

‘estad en paz y escribe lo que te mandan, pero no lo que te dieron a entender acerca de su significado’”

Según Socci

“estas palabras que confirma la suposición – demostrada por muchas otras pistas – que el Tercer Secreto se compone de dos textos:

-uno que aporta la visión y que fue anunciado en el 2000 por el Vaticano -y otro en que la hermana Lucía (más tarde) transcribe la interpretación de la visión misma hecha por Madonna.

Es la segunda versión que impresionó a Juan XXIII y que lo llevó a la creencia de que podría ser sólo un pensamiento de la vidente, y no de origen sobrenatural.

Es la parte que nunca se ha hecho pública y que, oficialmente, se niega su existencia”

Lo que sabemos con razonable claridad – porque resulta de varias informaciones de los últimos años por parte de clérigos y sacerdotes de alto rango muy cerca de la hermana Lucía – es que el texto habla de la apostasía en la Iglesia y del grave peligro que enfrenta la humanidad.


 

EL SERIO PELIGRO PARA LA HUMANIDAD

Es por ello que el resultado de la página inédita de la hermana Lucía, publicada por las monjas, es muy elocuente.

De hecho, después de escuchar sus palabras, la Virgen la invita a escribir.

Tiene que ver con la espada de fuego del ángel tocando la tierra.

No sólo para iniciar lo que parecía ser un incendio o una posible guerra o posiblemente un holocausto nuclear (hasta que María lo apaga).

Sino para afectar el eje de la tierra.

Lo que se sabía era que:

“Después de las dos partes que ya he explicado, a la izquierda de Nuestra Señora y un poco más arriba, vimos un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda. Destellante, emitía llamas que parecían como si fueran a prender fuego al mundo.

El Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!…”

El texto completo del tercer secreto publicado por el vaticano en el año 2000 puede verse aquí.

No es sólo una guerra nuclear de fuego, sino algún tipo de desastre global que parece haber estado implicado por lo que vieron los tres niños (Lucía y dos primos).

Y luego vino la iluminación adicional:

“Sentí mi espíritu inundado por un misterio lleno de luz que es Dios y en Él he visto y oído:

La punta de un lanza-llamas que se desprende, toca el eje de la tierra y [la tierra] se sacude: montañas, ciudades, pueblos y aldeas con sus habitantes están enterrados.

El mar, los ríos y las nubes están fuera de sus límites, se desbordan, las inundaciones arrastran con ellas, en un remolino, casas y personas en un número que no puede ser contado.


Es la purificación del mundo del pecado en que está inmerso.

El odio, la ambición, provocan guerras destructivas.

Después sentí el aumento de latidos de mi corazón y en mi espíritu una voz tranquila, que dijo: ‘en el tiempo, una sola fe, un solo bautismo, una sola Iglesia, Santa, Católica, Apostólica. El cielo en la eternidad’.

Esta palabra, ‘cielo’, llenó mi corazón de paz y felicidad, tanto es así que, casi sin darme cuenta, seguí repitiendo por algún tiempo: el Cielo, el Cielo”.

Este serio peligro para la humanidad, que puede concluir en una guerra nuclear debido a una tercera guerra mundial, o a un evento natural, o a ambas cosas a la vez, es algo que aún queda pendiente.

La marcha de la humanidad y los sucesos dentro de la fe, como bien dice Benedicto XVI, muestran una pendiente pronunciada hacia abajo que es cada vez más veloz.

Por ello el ángel llama a la penitencia y por ello Benedicto XVI llamaba en el 2010 a volver a lo esencial, “la conversión, la oración, la penitencia y las tres virtudes teologales”.

Fue el Martes 11 de mayo de 2010,  antes de su viaje apostólico a Fátima, que el Papa Benedicto XVI, preciso el tema en cuestión, en una entrevista dada al Padre Lombardi:

En 2000, en la presentación, dije que una aparición, es decir, un impulso sobrenatural, que no proviene solamente de la imaginación de la persona, sino en realidad de la Virgen María, de lo sobrenatural, que un impulso de este tipo entra en un sujeto y se expresa en las posibilidades del sujeto. El sujeto está determinado por sus condiciones históricas, personales, temperamentales y, por tanto, traduce el gran impulso sobrenatural según sus posibilidades de ver, imaginar, expresar; pero en estas expresiones articuladas por el sujeto se esconde un contenido que va más allá, más profundo, y sólo en el curso de la historia podemos ver toda la hondura, que estaba, por decirlo así, «vestida» en esta visión posible a las personas concretas. De este modo, diría también aquí que, además de la gran visión del sufrimiento del Papa, que podemos referir al Papa Juan Pablo II en primera instancia, se indican realidades del futuro de la Iglesia, que se desarrollan y se muestran paulatinamente. Por eso, es verdad que además del momento indicado en la visión, se habla, se ve la necesidad de una pasión de la Iglesia, que naturalmente se refleja en la persona del Papa, pero el Papa está por la Iglesia y, por tanto, son sufrimientos de la Iglesia los que se anuncian. El Señor nos ha dicho que la Iglesia tendría que sufrir siempre, de diversos modos, hasta el fin del mundo. Lo importante es que el mensaje, la respuesta de Fátima, no tiene que ver sustancialmente con devociones particulares, sino con la respuesta fundamental, es decir, la conversión permanente, la penitencia, la oración, y las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. De este modo, vemos aquí la respuesta verdadera y fundamental que la Iglesia debe dar, que nosotros —cada persona — debemos dar en esta situación. La novedad que podemos descubrir hoy en este mensaje reside en el hecho de que los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo vienen de fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado que hay en la Iglesia. También esto se ha sabido siempre, pero hoy lo vemos de modo realmente tremendo: que la mayor persecución de la Iglesia no procede de los enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia y que la Iglesia, por tanto, tiene una profunda necesidad de volver a aprender la penitencia, de aceptar la purificación, de aprender, por una parte, el perdón, pero también la necesidad de la justicia. El perdón no sustituye la justicia. En una palabra, debemos volver a aprender estas cosas esenciales: la conversión, la oración, la penitencia y las virtudes teologales. De este modo, respondemos, somos realistas al esperar que el mal ataca siempre, ataca desde el interior y el exterior, pero también que las fuerzas del bien están presentes y que, al final, el Señor es más fuerte que el mal, y la Virgen para nosotros es la garantía visible y materna de la bondad de Dios, que es siempre la última palabra de la historia.


Texto oficial entrevista

Que Fátima tiene un mensaje de paz, ciertamente. Y llevado a la humanidad por tres grandes comunicadores que tenían menos de 13 años. Lo cual es interesante. Que vine como peregrino, sí. Que la canonización fue una cosa que al principio no estaba planeada, porque el proceso del milagro estaba en marcha, pero de golpe las pericias dieron todas positivas y se aceleró…, así que se juntaron las cosas. Para mí fue una felicidad muy grande. ¿Qué puede esperar el mundo? Paz. ¿Y de qué voy a hablar yo de aquí en adelante con quien sea? De la paz.  (Papa Francisco, 13 de Mayo, 2017, centenario de las apariciones)


 

 


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