LA HABANA (Reuters) – Sacerdotes vestidos de blanco quemaban incienso mientras marchaban lentamente por las estrechas calles de La Habana, donde los fieles católicos miraban con atención a la virgen patrona de Cuba tras recorrer miles de kilómetros desde su sede en la parte oriental de la isla.
Decenas de miles de cubanos han sido testigos de la peregrinación a la Virgen de la Caridad en las últimas semanas luego de que la Iglesia Católica recibió por primera vez el permiso del Gobierno comunista para organizar procesiones desde el oriente hasta el occidente de la isla.
Flanqueada por la policía y organizadores en motocicletas, la peregrinación a la Virgen de la Caridad es la última señal de la buena sintonía entre la Iglesia y el Estado en una nación históricamente católica aunque se manifestaba atea después de la revolución de 1959 y hasta la primera década de 1990.
"Esperemos que mejoren las relaciones como hasta ahora ha sucedido entre la Iglesia y el Gobierno. Siempre tenemos la esperanza de que haya mejoría entre la Iglesia y el Estado", dijo la pasada semana María, una ama de casa a la espera de la llegada de la virgen en las afueras de una iglesia en el centro de La Habana.
Dejada de lado durante décadas por las autoridades comunistas hasta la visita del Papa Juan Pablo II en 1998, la Iglesia Católica ha ganado ahora notoriedad como un interlocutor importante con el Gobierno en asuntos internos del país.
La iglesia ha recibido elogios por su gestión en la excarcelación de decenas de presos políticos durante el último año y medio, y mantiene esperanzas de que podría lograr más reformas ayudando quizás a mejorar las complejas y delicadas relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Los cambios que tuvieron lugar bajo la presidencia de Fidel Castro como una apertura religiosa y la visita del Papa Juan Pablo II han despegado bajo el Gobierno de Raúl que ha asistido incluso a algunos eventos de la iglesia y abrió espacio en la prensa católica, que incluso han criticado el ritmo de su plan de reformas.
El Papa Benedicto XVI, cuyo antecesor declaró a la imagen de la Virgen de la Caridad como la patrona de Cuba en 1916, tiene previsto visitar la isla a fines de marzo, según ha reportado el Vaticano. Aún se espera la fecha exacta para su viaje.
Aunque la anterior visita del Papa Juan Pablo II a Cuba fue considerada como un paso importante en las relaciones Iglesia-Estado, la visita de Benedicto es probable que tenga más ver con la consolidación de los vínculos bilaterales.
"En términos de la opinión pública la visita del Papa no genera expectativas de cambio como la anterior de Juan Pablo II", dijo Bert Hoffmann, del Instituto GIGA de Estudios Latinoamericanos con sede en Hamburgo.
"Sin embargo, para la Iglesia cubana significa un sólido respaldo para el curso de su cooperación respetuosa con las autoridades socialistas", agregó.

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