Es necesario adoptar un tratado que prohíba la transferencia de armas cuando este hecho acarrea violaciones de los derechos humanos o humanitarios”.

 

Lo dijo el Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, monseñor Francis Chullikatt, durante la conferencia final de ese organismo sobre el Tratado del comercio de armas, que se está desarrollando en la sede del Organismo hasta el 28 de marzo.

 

En su intervención el arzobispo instó a las delegaciones de los diversos países a trabajar juntas de forma consensual para dar vida a un tratado histórico que controle el comercio internacional de armas y recordó que desde el inicio de las negociaciones la Santa Sede solicitó “un Tratado sobre el comercio de armas fuerte, eficaz y creíble que tenga un impacto real y duradero en todos los pueblos que anhelan vivir en un mundo más seguro y protegido”.

 

Siempre la Santa Sede señaló que “un sistema internacional del comercio de armas responsable debería proporcionar una fuerte protección contra la transferencia de armas a aquellos países en los que éstas se usen contra la población civil en violación de los acuerdos internacionales en materia de leyes sobre derechos humanitarios y humanos.

 

Además, la Santa Sede pidió a las delegaciones que reorienten la regulación del comercio de armas pasando de una óptica que privilegia el mero interés económico a otra que conceda importancia primordial a los intereses humanos y a la protección de la vida humana y las familias” concluyó el prelado.

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